No es una herejía decir que la venta de productos bolivianos al extranjero es una bendición para Bolivia y que deberíamos agradecer a Dios por ello -y por tener recursos naturales- pues gracias a las exportaciones el país obtiene enormes beneficios, empezando porque el Producto Interno Bruto (PIB) crezca como lo hace ya por tantos años. Luego, nadie en su sano juicio podría negar nuestra creciente dependencia del mercado externo, al extremo que el inusitado dinamismo de la demanda interna no se explica sin él. Para entender lo dicho veamos algunas de las bondades de nuestras ¡benditas exportaciones!
Una pequeña economía como la boliviana no podría crecer con tasas relevantes sin la ayuda del mercado externo. ¿Qué pasaría si produjéramos gas y minerales sólo para la demanda interna y no para exportar? ¿Qué pasaría si no exportáramos los excedentes de la quinua, soya, castaña, azúcar, café, joyas, cueros, maderas y cientos de productos más? Naturalmente el PIB sería muchísimo menor y no viviríamos en bonanza, sino con una severa crisis. Sin los más de 12.000 millones de dólares exportados el 2013, ¿qué más nos pasaría?
La inversión extranjera decaería: Muy pocos capitales se instalan en un país que tiene un mercado reducido y de bajo poder de compra, como Bolivia.
La capacidad de gasto e inversión pública se reduciría: Que la ANB y el SIN hayan logrado un nuevo récord recaudador conjunto por 8.500 millones de dólares -felicitaciones a la Lic. Marlene Ardaya y al Lic. Erick Ariñez- tiene mucho que ver con la exportación e importación. ¿Cuánto sería la renta petrolera sin la producción de gas para exportar? ¿Se podría cubrir igual los bonos y subir los sueldos en el sector público?
No se podría financiar las importaciones: Las compras externas se pagan con dólares de la exportación; sin éstas ¿cómo cubrir el frenesí importador de 9.500 millones de dólares del 2013?
Hubiera decaído el empleo: Como está ocurriendo en el sector maderero y textil, que al tener problemas para exportar cierran empresas y languidecen.
Las RIN hubieran caído: Con un gran déficit comercial, más de la mitad se hubiera perdido. Las exportaciones aportaron 13.500 millones de dólares “netos” a las RIN (2006-2013).
El Ingreso Per Cápita bajaría: Con menos empleo, actividad económica y transferencias, la pobreza aumentaría y volveríamos a la ayuda externa.
En suma, si bien la demanda interna gravita cada vez más en el PIB, de ninguna forma es por mérito propio sino por nuestras ¡benditas exportaciones!
El autor es Economista, Magíster en Comercio Internacional.
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