Es cierto que en el mundo se ha dado, en las últimas décadas, saltos gigantescos en el campo de la tecnología. Los adelantos, seguramente hasta impensados por la mayoría de los seres humanos, están ahí, son una realidad palpable. Entre ellos Internet, calificado como una invención maravillosa -vaya que lo es- propia de un genio. Ello revolucionó las comunicaciones en el planeta. Atrás, como algo obsoleto se puede decir, van quedando el correo, la telefonía fija, entre otros. Hoy ¡todo se puede a través de esa red! Entonces, cosa del pasado es, particularmente para los adolescentes y jóvenes, e incluso niños, enviar una carta escrita de puño y letra, pues ahora se impone el correo electrónico, el “chat”, y otros novísimos métodos en las tecnologías de las comunicaciones.
En síntesis, se les ha facilitado el acceso a todos, se les ha simplificado la atención a sus necesidades, problemas, e inclusive vidas, me animo a señalar, pero, ¿a qué costo? Antes se decía, por ejemplo, que los ascensores en las edificaciones estaban volviendo flojas y comodonas a las personas, puesto que al no subir a pie por las gradas, al menos una vez, atentaban contra su salud. Incluso había gente que protestaba cuando algunos tomaban el elevador sólo al primer piso. Con la televisión sucedió algo parecido, pues se aseguraba “era la culpable de que los niños estén gordos, no hagan tareas y tampoco estudien; que los mayores ya no utilicen su tiempo libre para caminar o realizar otras actividades físicas saludables, prefiriendo permanecer sentados horas y horas frente a la pantalla chica”.
O sea que la televisión resultaba ser perjudicial y “quita tiempo” -habría que preguntarles al respecto sobre todo a muchas mujeres que veían sagradamente su telenovela, descuidando sus propias labores- en tanto que, felizmente, de otro maravilloso invento, como fue la radiodifusión, se aseguró que no era pernicioso y por el contrario se constituía en una compañía que no le causaba daño a nadie.
Claro que se trata de una verdad incontrastable, ya que puede ser escuchada una estación radial en la cocina cuando se está pelando papas, picando hortalizas, costurando, cepillando o clavando en los talleres, conduciendo un vehículo, etc. ¡A ver, hagan eso con el televisor y de inmediato experimentarán “n” problemas que no es necesario mencionar, porque ya se los imaginan.
Pero al final está aconteciendo que sean obesos los chiquillos, ociosos los adultos, no tuvieron contratiempos, etc. Sin embargo, con el gran salto tecnológico que ha dado el hombre, a lo mejor todo vino a ser distinto, y en cierto modo contraproducente, aunque al final quizás ¡no suceda nada! No obstante, se puede observar que ya son “pocos” los que leen libros impresos, y menos los “ratones” de biblioteca que realizan trabajos de investigación, puesto que hoy con un “clic” lo tienen todo en Internet, hasta para ejecutar “chanchullos” informáticos.
Es evidente que en la actualidad la comunicación con otras personas es por demás extremadamente fácil mediante el omnipresente “celular”, pero ¿se detuvo a pensar en cuánto dinero gasta por día, semana o mes, en llamadas que significan consumo desmedido? Pese a ello, paradójicamente, se llega a asegurar que hoy la comunicación es “más” barata y llega a todos, muy rápida y eficiente. De tiempos pretéritos pareciera ya el teléfono fijo, aparato generalmente de color negro y con diez “agujeritos” para discar, muy venido a menos en estas épocas. Asimismo, la tecnología también viene a resultar la “culpable” de la reducción de personal en las empresas, ¿por qué?, porque sencillamente el trabajo de varios empleados es realizado por uno solo que maneja, eso sí, una computadora.
Para concluir, afortunadamente existen aún personas que siempre preferiremos leer algún libro impreso, o quizá hasta utilizar un teléfono fijo por la privacidad que ello representa, salvando toda urgencia con el móvil; y cuándo no, de tanto en tanto subir gradas tomando esa acción como ejercicio; escribir a pulso; caminar antes de quedarnos quietos ante el televisor, y por las noches leer un poco dejando de lado así esa especie de inseparable compañero tecnológico. Empero ¿se podrá cumplir con todo lo anterior en mayor grado o intensidad, antes que esa avanzada tecnología nos afecte negativamente? Bueno, dejemos que el tiempo nos dé la respuesta, aunque sobre el tema hay muchísimo más qué decir.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |