Punto aparte
En la tentativa de hacer un balance de la gestión presidencial de Evo Morales, al cumplirse hoy sus ocho años de vigencia, el saldo se acentúa más en las sombras que en las luces. Su mayor debilidad es haber prescindido de la democracia. En vez de ello, impuso el autoritarismo, homónimo de la dictadura.
Los preceptos básicos de la democracia real, no la popular que inventaron regímenes que fracasaron, son la libertad, el pluralismo, la tolerancia al disenso y, en esencia el respeto a los derechos humanos.
El gobierno de Morales, al no regirse por estos preceptos, enajenó la adhesión mayoritaria que pudo tener el “cambio” que propugna. Los seres humanos optan por el cambio de manera natural, para no rezagarse en mejores condiciones de vida y búsqueda del progreso individual y colectivo.
Cuando se postula el “cambio”, no debería entenderse, entonces, que tiene que abrirse una brecha entre el pasado y el presente. Al respecto, un ilustre pensador de la cultura universal sostuvo que “no puede haber futuro sin pasado”.
El actual proceso político ciertamente tiene sus luces en los ochos años recorridos, tales como la total apertura para que los sectores sociales postergados adquieran la experiencia de administrar el país; distribuir mejor la riqueza nacional, aunque todavía queda mucho trecho por recorrer; mantener casi invariable el sistema económico impuesto por el decreto 21.080, que garantiza la estabilidad; ampliar al máximo la educación en las áreas rurales.
Seguir construyendo carreteras y extender los servicios eléctricos, pese a que falta aún satisfacer a plenitud los requerimientos persistentes; prestar asistencia directa a las áreas rurales, con equipos de trabajo y financiamiento de proyectos, pero faltó fiscalización, lo que malogró el propósito positivo que pudo tener, al alentar la corrupción.
Las sombras del régimen abarcan un amplio espectro de la vida nacional. La subordinación de todos los poderes públicos a las decisiones del Palacio de Gobierno (legislativo, judicial, electoral y de fiscalización) es inconstitucional y puede ser indicativo del ejercicio de un poder omnímodo, proclive a errores y desmesuras.
Hubo permisividad en la creciente ampliación de los cultivos de coca. La producción descontrolada de la materia prima de la cocaína dio paso al descrédito de Bolivia, al extremo de darle el perfil de narcotraficante.
Los derechos humanos no son respetados y poco falta para que sean totalmente conculcados. El asalto a las oficinas de Derechos Humanos es la señal de cuanto puede hacerse en este orden.
Acertó el Gobierno en instituir las autonomías, para que cada Departamento pueda desarrollar sus recursos y posibilidades de crecimiento. La medida, deplorablemente, fue desvirtuada por el Ministerio de Economía, al centralizar y administrar sus recursos de forma discrecional, según denuncias de las gobernaciones.
Se erige en virtual republiqueta al Chapare, donde se reúnen asambleas partidarias para aprobar disposiciones que debe ejecutar el Gobierno; se instala empresas estatales que, si llegan a funcionar, serán incompetentes por sus altos costos de producción, aparte de que se presta a estimular la corrupción.
El sector privado vive en la incertidumbre, porque no se garantiza la actividad privada. Las “nacionalizaciones” comprometieron indemnizaciones que no se solventan; cuidado con el embargo de las exportaciones.
Es condenable que a la libertad de expresión y de prensa se la declare como “enemiga” y bajo esta premisa se compre, amedrente y coopte los medios de comunicación, aparte de inducir a la autocensura al ejercicio periodístico.
La represión causa muertes (los casos Bakovic y Chaparina no se los podrá olvidar); arrestos domiciliarios de distinguidos profesionales con pretextos infamantes; judicialización de la política para encarcelar a más de un centenar de personas, en casos desde hace cuatro años, sin presentar pruebas de los delitos que se les imputan; y el despilfarro arrogante de los tributos internos e ingresos fiscales, éstos acrecentados considerablemente por la elevación de precios de las materias primas en el mercado internacional.
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