
La democracia es un sistema de gobierno en el que, tácitamente, se ha producido un pacto social mediante el cual el pueblo cede parte de su de su libertad e independencia al Estado, para que éste la administre, cediendo parte del poder del Estado en beneficio del hombre concreto, estableciéndose de esta manera un equilibrio entre la anarquía destructora y el autoritarismo aniquilador de las personas. Por eso, la democracia necesita de la apertura de la mente de las personas para observar, evaluar, criticar y reencauzar el proceso social en el que vive, y la apertura de los órganos del Estado para que todo acto realizado por ellos sea convenientemente visibilizado por los ciudadanos. De ahí que la libre circulación de información y de ideas de todo tipo esté garantizada por esta forma de gobierno, sin cortapisas ni reticencias, pues esa es la sangre que mantiene viva y ventilada a la democracia.
La circulación de ideas y de críticas a determinada situación social ha permitido el avance social desde que el hombre es hombre. ¿Qué hubiera sido de la sociedad si el capitalismo manchesteriano no hubiera permitido las críticas demoledoras de los socialistas del Siglo XIX, que han logrado modificar tan inhumano sistema de explotación humana? Probablemente estaríamos sumidos en un sistema de esclavismo económico asfixiante. Por otra parte, ¿qué sería de la actual sociedad si el comunismo se mantenía por la fuerza en la URSS, controlando, como lo hacía, todo medio de comunicación adverso a su postura? Es posible que estuviéramos sumidos en una lucha entre el esclavismo social y el esclavismo económico; pelea en la que el ser humano perdería de todos modos frente al monstruo de la explotación.
Pero la humanidad tiene mecanismos sociales que burlan el control de su mente; en el caso de la URSS, estaban los escritos clandestinos, el rumor; y, sobre todo, el sentimiento activo de ser libres, lo cual ha permitido que ese sistema se derrumbe sin necesidad de recurrir a la fuerza, no obstante que para imponerlo se recurrió a la guerra civil entre rojos y blancos durante casi cuatro años. Eso nos muestra que la circulación de ideas en la sociedad es la sangre social de la humanidad para mantenerse equilibrada entre el autoritarismo y la libertad.
Por eso, el Estado no debe poner trabas en la información. Cuando, de una manera indirecta, censura a los medios de comunicación, midiéndoles, por ejemplo, la publicidad gubernamental, o intimida a los periodista o personas que se atreven a criticar los actos del gobierno en el poder: la democracia va desfalleciendo, pierde fuerza, finalmente se enferma y finalmente muere; y el resultado de esa muerte es el imperio del silencio de la uniformidad de ideas propia de los sistemas totalitarios… aunque en realidad no hay silencio, puesto que el rumor, muchas veces malintencionado, llena el vacío de la información clara y directa de la prensa libre, ética y equilibrada.
La visita a nuestro país del ilustre escritor Mario Vargas Llosa ha despertado la furia de algunas personas que no aceptan las críticas que hace a los sistemas dictatoriales, en columnas de opinión aparecidas en la prensa internacional, que son masivamente leídas. ¿Que sus opiniones tienen una dirección política determinada? Claro. Es una persona con criterio propio, que analiza a la sociedad desde un punto de vista contestatario a los sistemas dictatoriales, lo cual permite equilibrar opiniones en el balance social. Para unos eso estará en el debe, para otros en el haber. El resultado es que la gente se forme su propia opinión para que el balance social se equilibre entre el debe y el haber con la justicia y la libertad que mucha gente anhela.
Los detractores de ese escritor se han atrevido a afirmar -sin prueba alguna, claro está- que llega trayendo instrucciones de algún político criollo desplazado, muy inferior en calidad intelectual al premio Nobel que nos visita. Esa es una ofensa gratuita que le hacen a Vargas Llosa, porque el sectarismo de los que lo calumnian los enceguece y les hace perder el sentido de las proporciones. Eso podría pasar si los opinantes fueran personas del montón, pero se trata de dignatarios de Estado, que, se supone, tienen que mostrar equilibrio mental en sus actos, pues directa o indirectamente representan al país.
El autor es miembro de la Sociedad de Arte de Bolivia.
|
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
|
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
|
Rodrigo Ticona Espinoza |
|
"La prensa hace luz en las tinieblas |
| Portada de HOY |
| Caricatura |
![]() |