El Estado oligárquico chileno es la síntesis política de agresión, expansionismo y latrocinio en Latinoamérica. Marcó una época de suspicacias y confrontaciones, fue el
resultado de los devaneos de Diego Portales Palazuelos, quien se había propuesto transformar su país, inmerso en el caos y la pobreza, con acciones contra intereses ajenos, quebrantando la paz e integración regional.
En consecuencia ese Estado oligárquico hincó las garras en la carne de los países más débiles para medrar con sus recursos naturales. Chile en 1879 se apropió indebidamente de la riqueza existente en nuestro Litoral, la que contribuyó enormemente a su desarrollo y prosperidad económica. “El mundo está observando a Chile por su fuerte ritmo de crecimiento (en torno a un 4% anual), pero la desigualdad es todavía uno de los principales desafíos para esta economía”, dijo en septiembre pasado Michelle Bachelet.
“La Expansión territorial - económica que marca la Guerra del Pacífico en 1879 será posible sobre todo gracias a esa fortaleza estatal. La victoria de la guerra generará un fuerte aumento en el excedente, junto a una acentuación de la dependencia de la metrópoli inglesa y traerá el fin de la frugalidad, y del espíritu portaliano”, afirmó el sociólogo Ernesto Ottone, en su trabajo titulado “El Estado. De un cierto pasado y de un futuro incierto” (Ver “Chile hacia el 2000 -Desafíos y opciones-”, Editorial Nueva Sociedad, 1988, págs. 180 y 181).
Ese “espíritu portaliano” hizo posible la ampliación de las fronteras y la posesión ventajosa chilena en el Pacífico. Chile impuso el designio del vencedor en la región, con el consiguiente saqueo de riquezas. En consecuencia aquél aún permanece en algunos líderes políticos y en ciertos representantes de la opinión publica del vecino país, con la proverbial respuesta negativa a la demanda marítima boliviana. Actitud política que ratifica el nacionalismo chileno a ultranza. En este marco Sebastián Piñera arengó, desde La Moneda, a sus compatriotas: “No vamos a ceder soberanía chilena a ningún país, porque nuestro territorio, nuestro mar, nuestra soberanía, nos pertenece legítimamente a todos los chilenos” (EL DIARIO, 25/4/2013).
Ese Estado oligárquico que adquirió una insospechada hegemonía política en Latinoamérica, gracias a la asistencia financiera y de pertrechos bélicos de Inglaterra, invadió pueblos hermanos y clavó sus garras en la heredad patria, provocándonos el enclaustramiento, problema que ahora radica en la Corte Internacional de Justicia.
En suma: Bolivia ha sido víctima de esa política desmembradora y saqueadora que propugnó, abriendo profundos resquicios de enemistad, Diego Portales.
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