Mientras las autoridades del Estado anuncian con bombos y platillos avances en diversos aspectos de la economía interna del país, a nivel internacional Bolivia alcanza otros importantes records que la colocan en sitios de memorable recuerdo.
En primer lugar, el Estado boliviano hace que el país figure entre los países que se han incorporado al “dominio del espacio cósmico”, así como al “mundo de las potencias nucleares”. En efecto, ya disponemos de un satélite de fabricación china y a no muy largo plazo contaremos con plantas de energía nuclear para abastecer nuestras necesidades internas y aun para exportación de electricidad, proyectos faraónicos gracias al “milagro” de las altas cotizaciones de minerales y petróleo en el mundo capitalista.
A esos dos records se debe agregar otro par de reciente revelación internacional: el primero que Bolivia es el primer país del mundo como exportador de materias primas, según confirma el Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2013, aunque la noticia era ya de dominio interno.
En efecto, más del 90% de nuestras exportaciones es de materias primas (llamadas también recursos naturales), de las cuales el 53% es de hidrocarburos y 16 % de minería. Esas y otras materias primas son exportadas sin el menor valor agregado. Así mismo, la tendencia en esa exportación es de seguir creciendo, siempre sin que tengan el menor valor agregado.
Mientras se produce esa corriente económica con los recursos naturales de exportación sin industrialización, la producción y exportación de algunos productos industriales se mantiene o baja de nivel. En ese sentido, en el año 2012 las exportaciones industriales manufacturadas respecto al total de las exportaciones alcanzan únicamente al 4.9 %, vale decir un porcentaje que no llega ni al cinco por ciento del total. En forma comparativa, Brasil exporta productos industriales en proporción del 35%, Argentina el 31% y Uruguay el 24%.
En todo caso, por fenómenos económicos internacionales, pese a que Bolivia casi exporta exclusivamente materias primas sin la menor elaboración, se registran importantes ingresos, contradicción que ha beneficiado notablemente a las finanzas del país que, en esa forma, puede disponer de sólidos recursos financieros para obras públicas de grande y pequeña magnitud, aunque sin aprovecharlas debidamente.
Por otra parte, mientras el Estado boliviano aumenta sus exportaciones de recursos naturales no industrializados y obtiene importantes ingresos por el gas y algunos minerales, se ve obligado a hacer grandes importaciones de alimentos y productos industrializados de todos los países del mundo.
En efecto, los países extranjeros se llevan divisas-oro y nos dejan trapos y alimentos fungibles, lo cual significa un peligroso empobrecimiento a largo y mediano plazo. Al respecto, la Cámara Nacional de Industrias afirma que “En este contexto adverso se presentó un estancamiento del grado de industrialización de Bolivia en 16%, cifra similar a la de hace 30 años, un incremento de las importaciones de bienes de consumo (alimentos y bebidas) en 15%, que sustituye gradualmente a la producción manufacturera nacional y un crecimiento industrial estimado en torno al 5,5% por debajo del crecimiento de la economía”.
En esos datos objetivos consisten, entre otros, los records que alcanzó el país en los últimos seis años.
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