En el primer fin de semana de la Alasita

Creyentes cumplieron la tradición y adquirieron sus sueños en miniatura



Los creyentes buscan también que sus miniaturas sean challadas para cumplir con la tradición.

La Feria de Alasita es un evento enraizado en el departamento de La Paz, cuya característica y principal objetivo es la venta de miniaturas que tienen como finalidad representar los sueños de los creyentes.

De acuerdo con la tradición, el personaje al que se brinda homenaje en esta ocasión es el Ekeko (dios de la abundancia), objeto principal de la feria y encontrado en cualquier sitio donde se concentra la venta de miniaturas desde el 24 de enero.

Según la tradición, la historia de este evento se inicia el año 1781 cuando el gobernador intendente de La Paz, José Sebastián de Segurola, ordenó celebrar una fiesta anual en honor a la deidad pre-republicana denominada Ekeko, en agradecimiento porque la ciudad se salvó del cerco indígena de Túpac Katari.

El término “Alasita” proviene del aymara que quiere decir “comprame”, lo que según el relato de las personas conocedores sobre el tema, hasta antes de 1960, la llegada de dicha fiesta era anunciada con el toque de pinquillos, que los niños hacían sonar, días antes de esta feria.

En aquellos tiempos, los niños eran los que más esperaban su llegada, porque podían seguir comprando miniaturas a modo de juguetes, por entonces no existían distracciones como la televisión, juegos cibernéticos, celulares y juguetes sofisticados, por lo que esa fecha era muy bien aprovechada por los menores, quienes pedían a sus padres que les compren artículos como juguetes en miniaturas.

La costumbre llegó a establecer que todos los años, el 24 de enero, en la ciudad de La Paz y posteriormente en El Alto, se extienda la festividad por el lapso de aproximadamente de tres semanas, ferias con la exposición de pequeños productos como artículos de primera necesidad y algunas herramientas de construcción de casa y artículos de agricultura, dinero, automóviles, casas, ropa, electrodomésticos, los mismos que luego de ser adquiridas encomendaban al Ekeko, para que todo se convierta en realidad.

Al mediodía del 24 de enero, los que han adquirido las miniaturas someten éstas a un ritual que puede variar según el creyente. Éste consiste básicamente en una ch´alla, rito andino, que incluye una rociada con alcohol o vino, pétalos de flores, sahumerio, adornos coloridos y oraciones que mezclan tradiciones prehispánicas y católicas.

Esta tradición que se originó en la época prehispánica, adquirió aceptación y vigencia en la sociedad de la época colonial y en la actualidad es un elemento cultural común de la sociedad boliviana y una de las fiestas tradicionales más importantes de Bolivia.

El Ekeko, o Iqiqu en lengua Aymara, es un dios andino, representado por una pequeña estatua, resultando de la transformación sincrética del dios precolombino de la abundancia, la fertilidad y la alegría, en la civilización Tiwanaku.

Actualmente, el Ekeko es un pequeño dios a quien se ofrece cigarrillos y alcohol, un huequito en su boca está previsto para que pueda fumar, y pequeños objetos que representan los deseos que se piden al dios para que los realice. Por ejemplo, si usted quiere viajar, ofrece una miniatura de avión, un pasaporte o una maleta durante la feria, para que en lo posterior, durante el año, se le haga realidad el deseo.

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