Esperamos un respaldo sincero

La demanda marítima boliviana fue utilizada habilidosamente por algunos políticos chilenos, quienes, con esa actitud, buscaron capitalizarse electoralmente capturando el voto de nuestros compatriotas residentes en la nación transandina, que suman miles. Es una realidad que se ha observado en los comicios registrados recientemente en el país vecino.

Con el supuesto respaldo a la centenaria causa no hicieron otra cosa aquéllos que distraer a la opinión pública nacional, que desde abril del pasado año no ha dejado de reiterar su apoyo a la acción legal interpuesta por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en busca de una solución al encierro geográfico provocado por la nefasta invasión de 1879.

La mayoría de ellos se pronunció por una solución al problema marítimo. Y el conjunto nacional, aglutinado en torno a los supremos objetivos de reivindicación marítima, no dejó de reiterar su agradecimiento a tan noble gesto. Pero pocos, en este contexto, se animaron a emitir un criterio favorable a restituir la soberanía boliviana en el Pacífico. El propio Marco Enríquez Ominami, candidato a la presidencia de la República de Chile, por el Partido Progresista, se mostró sigiloso, al señalar que “el tema marítimo tiene solución, pero que no es posible hablar de una salida al mar para Bolivia con soberanía” (EL DIARIO, 29/3/2013). Pues él visitó en dos ocasiones la sede de gobierno y se entrevistó con las principales autoridades nacionales. Partidario, además, del diálogo bilateral, posiblemente de aquél dilatorio, que tantas veces ha frustrado la expectativa boliviana, en relación con el tema marítimo.

En consecuencia, una vez transcurridas las elecciones generales, en su primera y segunda vuelta, y cuando los plazos corren, de manera inevitable, en los estrados de la respetable Corte de La Haya, no se ha vuelto a escuchar ni una palabra, de parte de aquéllos, en cuanto a la demanda boliviana interpuesta en contra de Chile. En ese marco estamos en condiciones de afirmar que la actitud asumida por los aludidos no sólo fue electoralista sino oportunista. Apreciación que se funda, ni duda cabe, en los matices que adquirió ese accionar político.

Bolivia, en su reivindicación marítima, ha sido objeto de menosprecio, hoy como ayer, en democracia y dictadura, por quienes lideraron políticamente a la nación transandina. Y como una respuesta a esta realidad surgió el reclamo planteado ante la Corte Internacional de Justicia. Una acción jurídica que refleja el consenso nacional y como tal goza del apoyo y aliciente de los estantes y habitantes del oriente y occidente. A estas alturas de ese proceso los bolivianos estamos conminados a reiterar el apoyo a la demanda que se ventila en La Haya con espíritu de unidad.

En suma: los bolivianos esperamos un respaldo sincero, sin subterfugios ni circunloquios, de parte de quienes practican en Chile política a tiempo completo, a fin de hacer realidad la recuperación de territorio sobre el océano Pacífico.