El amo y el criado

Tenía un criado mucho que sufrir con el carácter feroz de su amo. Volvió un día este señor a casa de muy mal humor, se sentó a la mesa para comer; pero hallando la sopa fría estalló en cólera, cogió el plato y lo arrojó por la ventana. Se le ocurrió entonces al criado ir echando tras la sopa la carne que había puesto en la mesa, luego el pan, el vino y en fin los manteles. “¿Qué haces, desdichado hombre?” dijo el amo irritado, levantándose furioso de su asiento. “Perdóneme usted, señor”, respondió con seriedad el criado, “si no he comprendido bien su intención. He creído que usted quería hoy comer en el patio”.

¡El aire es tan apacible! ¡El cielo está tan sereno! Mire usted, el manzano ¡cuán hermoso está en flor! Y con qué gusto buscan las abejas su alimento en él! El amo reconoció su falta, corrigió su conducta violenta, y dio gracias interiormente al criado por la lección que acababa de darle.