La prioridad en Bolivia es la pobreza

Es indispensable que el régimen actual haga conciencia de que la prioridad en Bolivia es eliminar las carencias sociales, antes de incurrir en gastos dispendiosos. Si la base de la población nacional es pobre, al extremo de que miles padecen hambre, resulta insólito que la bonanza económica no resuelva primero estos problemas.

Un mínimo de solidaridad y ante todo de responsabilidad exigen la priorización de las necesidades del país. Es loable tener expectativas y anhelos de crecer, pero todo debería tener una gradación, es decir que cada cosa tenga su tiempo. Primero es la alimentación, luego el vestuario y, en tercer lugar, la vivienda. Después, hay que satisfacer otras necesidades, aunque no son tan perentorias como las enumeradas.

En la aritmética, el uno es el primero, después vienen el dos, el tres y los demás números. En la vida de una sociedad tiene que ocurrir otro tanto, porque los saltos en los guarismos le hacen perder la secuencia elemental a la aritmética, con mayor razón al desarrollo social de un país.

Por las exportaciones del gas natural, los minerales y, en menor proporción aún, la manufactura, el ingreso financiero de Bolivia creció de forma impresionante. A ello se sumó el aumento de sus precios en el mercado internacional, como jamás antes se experimentó en la historia patria.

Al estar presentándose circunstancias tan positivas, que pueden ser temporales, la primera preocupación gubernamental tiene que ser el mejoramiento de las condiciones de vida de los bolivianos, pero preferentemente de los desposeídos, cuyos dramas y tragedias son lacerantes, por lo que no se les puede dar las espaldas, menos cerrar los ojos, por los espejos y los abalorios.

Las cifras de la pobreza y del hambre son más que elocuentes para ser atendidos con el máximo apremio. Este es el tiempo de eliminarlos o por los menos reducirlos. En tanto subsistan, seguirán siendo un lastre para el desarrollo social del país.

Un estudio oficial estableció que 3.585.617 personas, que viven en 184 municipios, de los 339 que existen en el territorio nacional, acceden muy precariamente a la alimentación, mientras que la salud de 1.148.295 es altamente vulnerable.

Las cifras fueron obtenidas en 2012, a través de un trabajo identificado como “VAM2012, análisis y mapeo de la vulnerabilidad en la seguridad alimentaria”. Realizaron el trabajo el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, con la cooperación de la Unión Europea.

Los más pobres o vulnerables representan el 45,4% de aquel total, en 154 municipios. La población que se halla en esta situación es de 1.8 millones de bolivianos. Sus ingresos en promedio constituyen la mitad de los que tienen baja vulnerabilidad.

De su parte, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) realizó otro estudio en el país, también en 2012, y llegó a la conclusión de que dos millones de bolivianos tienen problemas de desnutrición. Entre 2007 y 2009 el número de personas sub nutridas en Bolivia era de tres millones de personas. Entre 2010 y 2012 la cifras bajaron a los indicados dos millones. Empero, en concepto de la FAO, sigue siendo un índice alto, pues representa el 24,1% de la población total. Expuso, además, que es uno de los peores índices de la región.

En julio de 2013, una niña de tres años murió por desnutrición en la ciudad de El Alto, según la apreciación inicial de la Policía. “Era flaquita y muy pálida”, declaró el jefe de la FELCC que atendió el caso. Aparte, encontró que físicamente era golpeada, al parecer por su madrastra.

El resultado de otro estudio, de 2012, de UDAPE (Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas) y de UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), llegó a la conclusión de que el 49% de los pobres del país son los niños, niñas y adolescentes.

“Los niños y las niñas que viven en la pobreza -apunta el informe- están privados de los recursos materiales, espirituales y emocionales necesarios para sobrevivir, desarrollarse y prosperar, lo que les impide disfrutar de sus derechos, alcanzar su pleno potencial o participar como miembros plenos y en pie de igualdad en la sociedad”.

¡Más elementos de juicio son accesorios!