Historiadores, políticos y comentaristas de personalidades destacadas de importantes episodios históricos de Bolivia con frecuencia afirman que el presidente Isidoro Belzu fue un “populista” y que en su carácter de tal desarrolló actividades políticas irregulares. Esa información no es correcta y vale la pena aclararla, más aún en las actuales circunstancias de la vida del país.
En primer lugar, Belzu no era partidario de la ideología populista, la misma que consiste en que se desea construir el sistema socialista sobre lo que subsiste de la primitiva comunidad originaria campesina y sin pasar previamente por el sistema de desarrollo económico capitalista. El populismo, en ese sentido, tiene ese contenido y Belzu en ningún momento hizo propuestas de ese tipo. La documentación que existe acerca de ese personaje en ningún lugar muestra que propuso ideas de tipo populista ni mucho menos. Estaba muy lejos de los sueños de pasar al socialismo o al comunismo a través de la vieja comunidad campesina.
En realidad Belzu, políticamente hablando, era el representante del artesanado de ese tiempo, al cual pudo movilizar y poner a su favor al ofrecerle mayor desarrollo económico, vale decir de convertirlo de una pequeña burguesía en una gran burguesía. Más propiamente, el objetivo político de Belzu era que Bolivia deje atrás el obsoleto sistema feudal (que ya estaba absolutamente descompuesto), para pasar al sistema capitalista que estaba en etapa de adolescencia, es decir en el momento más intenso de desarrollo.
Si bien Belzu movilizó a las capas más progresistas de la población boliviana de ese tiempo, en ningún momento hizo un planteamiento del menor tipo socialista. Al contrario, sus propuestas fueron de tipo capitalista (un capitalismo nacional) ya que impulsaba la propiedad privada y el sistema de trabajo asalariado, que conforman la estructura del capitalismo. Por otro lado, Belzu no movilizó a las masas indígenas y campesinas de entonces. Tampoco dictó alguna disposición legal a favor de ese sector social y menos afectó al régimen de comunidades que existían por entonces y que en estado de descomposición estaban ingresando al sistema de producción capitalista.
La política del gobierno de Belzu se limitó a continuar los lineamientos económicos del gobierno de Santa Cruz y buscaba un desarrollo económico basado en la propiedad privada, el trabajo asalariado y la utilización masiva de la moneda feble que había desplazado a la moneda dura. Al representar principalmente al sector artesanal de la economía, muy poderoso y extendido por entonces, Belzu expresaba los intereses de una economía capitalista, al contrario de lo que afirman historiadores que tratan de desprestigiarlo o aprovecharse de su memoria para fines partidarios.
Si bien Belzu no practicó la ideología populista, en cambio gozaba, por su posición democrática, de destacable popularidad e inclusive llegó al populacherismo, ya que movilizó a su favor a los artesanos y sectores sociales urbanos, como el naciente proletariado urbano, a los cuales puso en contra del sector social de los grandes comerciantes y mineros colonialistas de la época que demandaban la eliminación de la moneda feble y querían imponer el sistema del libre comercio con los mercados internacionales y que arruinaba la económica democrática interna del país.
En el estudio de este personaje y la política de la época es, por tanto, necesario diferenciar los conceptos populismo y popularidad y no confundir gelatina con gelinita, de tal forma de proceder con corrección semántica en referencia al Presidente Belzu, lo cual permitirá no repetir errores históricos (1).
(1) Ver. Del autor, “De Túpac Katari
a Evo Morales”. Plural. 2014)
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