Las agrupaciones políticas están afinando motores, puesto que las Elecciones Generales del 5 de octubre de 2014 ya no están lejanas, y todos han iniciado una prematura campaña política con el objeto de estructurarse y, por ende, pelear para conseguir el respaldo ciudadano en las urnas, tanto el oficialismo como los diversos opositores.
Haciendo un análisis del actual partido de Gobierno, el Movimiento Al Socialismo-Unzaguista (MAS-U) nace el 23 de julio de 1987, a la cabeza de David Añez Pedraza y José Luis Gutiérrez Sardán. Era una división del ala de izquierda de la Falange Socialista Boliviana (FSB). Dos años antes, Añez iba como candidato presidencial falangista y Gutiérrez como Vicepresidente. Ambos resultaron ser electos como diputados, el primero por Beni y el segundo por Pando. Pero el MAS nunca pudo desligarse de su pasado falangista ya que si bien, más adelante, retiran la palabra “Unzaguista” de la sigla para ser simplemente “MAS”, los colores partidarios (azul, blanco y negro) seguían ligándolos con el tronco original del cual se desprendieron.
El MAS fue un partido político secundario en la historia nacional, y solamente sirvió para que, desde 1989 hasta 1999, con el Partido Comunista de Bolivia (PCB) formen la coalición Izquierda Unida (IU), de escasa relevancia política pero que fue un intento serio de aglutinar a las dispersas fuerzas de izquierda.
En 1999, Añez Pedraza rompe con el PCB (y por ende destruye a la IU) al decidir que el MAS debería ir solo a las Elecciones, por lo que pacta con el entonces líder cocalero, Evo Morales, el otorgarle tanto la sigla MAS como la Jefatura Nacional. Y es así que se presentan a las Municipales de ese año, obteniendo apenas 65.425 votos, que representaron el 3.27% de la votación nacional, es decir, apenas superaron la barrera electoral del 3% que les garantizó continuar con la personalidad jurídica vigente.
En 2002, el propio Morales como candidato, ubica al MAS en el cuarto lugar de las encuestas nacionales, aunque algunos llegaron a darles como terceros, pero el desgaste del sistema de partidos políticos tradicionales, el agotamiento del modelo económico neoliberal, la búsqueda de un “cambio” por parte de la población y, finalmente, la ayuda del tristemente célebre embajador de los Estados Unidos en Bolivia, Manuel Rocha, hicieron que las encuestas queden hechas añicos al obtener 581.884 votos (20.94%) y sean segundos. Desde ese instante, los masistas trabajaron anticipadamente para tomar el poder, lo cual consiguieron ampliamente en 2005 (53.74%) y en 2009 (64.22%).
El MAS se constituye en el partido a vencer en estas elecciones. Tiene todas las ventajas de un partido que está en el Gobierno con el poder absoluto, pero también tiene enormes desventajas propias del agotamiento del ejercicio de ese poder. La oposición política debe plantearse qué es lo que busca en 2014 con base en la realidad que nos rodea: evitar que el MAS obtenga los 2/3 en el Órgano Legislativo, forzar una segunda vuelta electoral, o allanarle el camino presentando candidaturas aisladas y sin ningún tipo de norte político o ideológico.
El autor es abogado.
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