Pese a los pronósticos agoreros sobre lo que acontece en el mundo de hoy, cuando se afirma que la situación es cada vez peor a medida que transcurren las épocas, gente entendida en la materia asegura que esto no es así y que, por el contrario, la humanidad experimentará una especie de nuevo amanecer. Pero, ¿cuánto se debe esperar para que ello ocurra? Pues nada menos que hasta el año 2035, aunque algo no muy lejano por cierto.
Sucede que el fundador de Microsoft y filántropo, Bill Gates, y su esposa Melinda, en los últimos días le dieron esa feliz noticia al planeta: hasta el año 2035 ya no habrá países pobres. Ellos criticaron lo que denominaron como “mitos” que rodean los esfuerzos para sacar a la gente de la pobreza, y vaticinaron que en el orbe prácticamente hasta ese año no habrá país pobre, puesto que toda la ayuda internacional no es en vano y ésta habría cumplido con sus cometidos. En ese sentido rechazaron que los países pobres estén condenados a seguir siendo pobres, que la ayuda externa no sirve, y que salvar vidas llevará a la superpoblación.
Otro experto en el tema, como es Moisés Naím, escribió el 27 de este mes en El País, diario global español, que 500 millones de personas salieron de la miseria en los últimos tiempos. Sostiene esa apreciación indicando que “el 8 de septiembre de 2000, 189 Jefes de Estado firmaron en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, una serie de promesas que llamaron la Declaración del Milenio, para reducir hasta 2015 la pobreza, el hambre, la mortalidad infantil, la discriminación contra las mujeres, y otros loables objetivos”.
Da cuenta que en estos 13 años transcurridos, desde entonces, pese a todo la humanidad ha experimentado la mayor reducción de la pobreza en la historia, puesto que 500 millones de personas dejaron la miseria en la que vivían y se debatían, mientras que la mortalidad infantil bajó en un 30 por ciento, y las muertes por malaria en un 25%, además que 200 millones de habitantes de los barrios más pobres del planeta tuvieron acceso a agua, cloacas y mejores viviendas. Como fuere, indudablemente se trata de alentadoras y positivas noticias, formuladas por gente que conoce la temática y, claro está, a nivel mundial.
Mientras, en los países menos desarrollados quizá todo aquello no venga a resultar muy evidente, debido a que cada día hay más gente que se halla mendigando, buscando algo qué comer en los basurales, implorando ayuda en los medios sobre todo televisivos, para poder afrontar problemas de salud de sus allegados que no son cubiertos por los estados, en tanto que a la par se encarecen los alimentos de primera necesidad, los servicios tales como el transporte, y virtualmente en general casi todo. De ahí que algún sacerdote hace cierto tiempo aseguró que “los aeropuertos sólo son para los ricos, y que nadie se ocupaba de los cientos de millares de niños pobres, a los cuales como un paliativo se les da un regalo cada fin de año por las fechas navideñas”; mientras otros sostienen que, por ejemplo, los “radiotaxis” únicamente son para gente pudiente, en tanto ellos únicamente deben someterse al traslado diario “a patatín” hasta sus hogares, luego de sus jornadas buscando subsistencia, o en el mejor de los casos en colectivos y buses.
Por cierto que hay mucho más sobre esta realidad que la vivimos y la palpamos de modo cotidiano, se puede decir, en nuestra azarosa existencia. De cualquier manera, esas noticias alentadoras siempre tendrán que obligar a todos, fundamentalmente a quienes conducen la nave del Estado, a multiplicar esfuerzos para ir a la par de lo que acontece en otros países, y se haga cierto aquello que aseguran: ¡Hasta 2035, ya no habrán países pobres en el mundo! Dios los escuche, y la voluntad del hombre lo haga realidad, siempre y cuando en todo lugar dejen de sembrar vientos, para no cosechar tempestades.
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