El entreguismo de la COB

Bolivia creo que es uno de los pocos países donde suceden cosas inauditas. En todos los discursos de dirigentes, parlamentarios y autoridades permanentemente se escucha que el Gobierno ha erradicado el neoliberalismo y que cuando la oposición lo acusa de inoperante o por actos contra los trabajadores, sólo es que la derecha o el neoliberalismo quiere volver a gobernar el Estado. Parece que la instrucción es que todos deben siempre echar la culpa a la derecha manejada por el país del norte, nada más ridículo, para encubrir el mal manejo de la política.

Un caso por demás reiterado y sobre el cual seguramente nada se dice, porque no quieren leer o se callan para obedecer instrucciones o no les interesa, es el caso de la Ley de Pensiones No. 065, una ley completamente NEOLIBERAL, aprobada por la COB y censurada, por su origen de capitalización individual, en varias naciones, porque significó en cierta manera la muerte de una seguridad social que protegía a los trabajadores ampliamente y con justicia.

Ahora bien, en publicaciones se dice que para la jubilación se tomará un promedio de 24 papeletas salariales y que se podrá obtener una renta del 70%, algo muy interesante, pero ¿cuáles son las bases para ese nuevo cálculo o también es un secreto? Parece que se han dado cuenta que su ley está equivocada y se quiere enmendar los errores.

Por otra parte, entre los hechos más notorios está que en Bolivia la organización defensora de los derechos de los obreros y pueblo en general, como es la Central Obrera Boliviana, da un revés a sus protegidos y pacta políticamente con el Gobierno. Nunca en el mundo se ha conocido que quienes deben defender a los trabajadores en general, se alíen con un partido político, probablemente con acuerdos, para no respetar el mandato de las bases. En Latinoamérica tal actitud se la puede tachar como la vergüenza del sindicalismo boliviano.

Seguramente este problema tiene otra cara, es la de que los miembros de ese organismo tal vez en el futuro reciban canonjías. La COB desde su origen fue siempre la que desató luchas permanentes contra los gobiernos, sean éstos tiránicos o constitucionales. Esa lucha que cobró mucha sangre de los obreros ha sido deshonrada, descalificada por quienes se han vendido al Gobierno de turno.

No otra cosa significa el haberse comprometido públicamente a apoyar al partido de gobierno, ser parte de la aprobación de la Ley de Pensiones, que ya señala un tope a las futuras pensiones. Ahora seguramente se convertirá en uno de sus miembros que lideren ciertas bases para que desarrollen el proselitismo para el indicado partido.

También es necesario resaltar que ahora se convierte la COB en un brazo político del proceso eleccionario. Nada más aberrante para un organismo que ha sido reconocido mundialmente por sus luchas y su corrección ante el embate de duras disposiciones contra quienes dañaban las conquistas de los trabajadores.

Hoy los trabajadores en general se encuentran abandonados por su ente matriz. Seguramente cada organización planteará en forma individual sus pedidos, indudablemente sin la fuerza que debería darle la COB. Pero es necesario reconocer al sector del magisterio, donde hacen carne de sus derechos, batallando contra disposiciones que laceran la economía de los trabajadores de la educación y que siempre son amenazados, por su lucha, con sanciones sobre sus magros salarios, pero aun así continúan con su lucha.

También es necesario mencionar al sector fabril, que en su época obtuvo grandes satisfacciones para la clase obrera.

Para tratar de congraciarse, la COB emitió un comunicado indicando que pedirá al Gobierno en esta gestión un salario mínimo de Bs. 2.000.-, no está por demás pedir, aunque tales pedidos nunca son concedidos y menos tratados.

Una alta autoridad se refirió a que hoy y en poco tiempo, en este sistema se jubilaron más de 30.000 personas, si esto ha sucedido es porque aceptaron su jubilación de hambre por falta de fuentes de trabajo; las empresas van reduciendo su personal debido a que enfrentan medidas arbitrarias que paulatinamente son aplicadas y que abruman el desarrollo de las actividades propias de la producción.