Alcohólicos buscan reinserción

Discriminación social y familiar obstaculizan la rehabilitación



La exclusión social conduce a la depresión de las personas afectadas por el alcohol.

El alcoholismo es una enfermedad progresiva e incurable, las personas no pueden controlar su manera de beber, llegando a la locura o a la muerte, sin embargo, al igual que muchas otras patologías, ésta puede ser controlada y detenida, si es tratada a tiempo.

Las personas que padecen de alcoholismo sufren la discriminación de la sociedad y hasta de la misma famila, factor que obstaculiza el proceso de rehabilitación, según comentó un Alcohólico Anónimo, que ya lleva sobrio 30 años y se dedica a ayudar a otros que como él han tocado fondo y buscan salir hacia la luz.

“La discriminación es muy fuerte dentro de la sociedad, debido a la falta de información y sensibilización con respecto a esta enfermedad, yo aún recuerdo que a mí todo mi entorno me dejó solo, mi familia se avergonzaba de mí, mis amistades ya no querían hablarme y la gente en general me miraba y se daba la vuelta, se tapaba la nariz o cruzaba la calle para no pasar junto a mí”, relató Rubén.

Nunca se sabe cuándo uno decide rehabilitarse. Si bien las personas tienen la intención de seguir adelante y recuperar lo que perdieron por culpa del alcohol, su pasado hace que su entorno los margine y no les den la oportunidad de salir adelante.

“Me costó mucho tiempo ganarme nuevamente los espacios que había perdido, tanto la confianza, como el respeto de los demás, pero por sobre todo de mí mismo”, dijo Rubén.

Nos explicó que la misma familia los deja de lado o en caso contrario entran en una relación de codependencia, en la que los controlan demasiado y simplemente empeoran el problema, porque le dan escusas al enfermo para manipular y seguir bebiendo.

Sin embargo, no es culpa de los familiares, pareja o amigos, sino que es una consecuencia de la enfermedad que al igual que al alcohólico, alcanza y enferma la mente y el espíritu y las emociones de aquellas personas cercanas.

“La sociedad es muy cruel, cuando ven que tienes un problema con la bebida, los mismos con los que te ibas a las fiestas empiezan a relegarse, si había algún trabajo o un compromiso ya no me decían nada, se decían entre ellos: con ella no, porque ella bebe y no se puede contar con ella, nos va a fallar”, comentó Vanesa, que hasta el momento lleva un mes sin beber.

Muchas veces, los bebedores consuetudinarios, por la misma forma en la que se ven, son discriminados o simplemente pasan inadvertidos ante las personas que prefieren alejarse o ignorarlos.

Sin embargo, para Vanesa la persona que está en tratamiento o ha detenido su enfermedad, a pesar de haber mejorado su apariencia y de haber dejado de beber, no es vista como una persona que quiere salvarse, aún lleva en sus espaldas el ser calificado como vicioso, como una persona mala, juzgada con frases como, “hasta qué punto habrá llegado para estar ahí”.

Se necesita una mirada más amplia de la sociedad, para entender que Alcohólicos Anónimos (AA) es un grupo de ayuda, en el que las personas luchan por ser mejores. “En la sociedad existen personas que saben que tienen esta enfermedad, pero no buscan ayuda por el temor a ser señalados, por los vecinos, los amigos o los familiares, y más aún cuando eres mujer, porque nos dicen ¿cómo una mujercita?, en el hombre pasa, pero en la mujer no”, expresó Vanesa.

Existen muchas mujeres, amas de casa, que son bebedoras solitarias, dejan a sus niños en la escuela y se quedan en casa con uno o dos tragos, sin salir a buscar ayuda por temor al que dirá el esposo, la comadre o la vecina, y de la misma manera hay muchas otras personas que siempre piensan que el alcohólico es un ser sucio, maloliente, descuidado y deshonesto, pero nunca como un enfermo que precisa ayuda.

“Nosotros debemos luchar con nosotros mismos, con nuestra enfermedad y también debemos luchar con la sociedad, la verdad es muy difícil, la palabra alcohólico es muy fuerte, es dolorosa y es también un estigma, tanto que muchos no quieren y no se atreven a decir, soy un alcohólico”, finalizó Vanesa.

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