El Día Histórico - 3 de febrero de 1795
La biografía del general Antonio José de Sucre, primer Presidente constitucional de Bolivia, es la más gloriosa de la historia de la América española. La figura de Sucre se ha levantado, en el transcurso de los siglos, inmaculada, esplendente y sacrificada, por el ideal que como ninguno agitó los pueblos de la América Latina.
Antonio José de Sucre y Alcalá nació en Cumaná, Provincia de Venezuela en el Virreinato de Nueva Granada. En1808 principió sus estudios de matemáticas para seguir la carrera de ingeniero. Dedicado a esta arma, demostró desde el comienzo una inteligencia y aplicación que lo hicieron sobresalir sobre los demás.
Cuando empezó la guerra, se alistó a los 13 años de edad en las filas patriotas a las órdenes de Miranda, Mariño y Bolívar; pronto demostró su talento militar. Fue un ejemplo para otros jóvenes americanos y un convencido de que la abnegación, la armonía de voluntades y la constancia, salvarían a la Patria que aún no era de ellos
En 1822, cuando tenía apenas 27 años, fue nombrado jefe de la expedición que marchó al Ecuador, donde alcanzó las victorias de Riobamba y de Pichincha, por lo que fue ascendido a General de División.
Luego del acuerdo de Guayaquil entre José de San Martin y Simón Bolívar, en el que éste último asumió el comando de las fuerzas independientes en el Perú, los colombianos aceptaron un nuevo desafío: reemplazar a los argentinos que se habían alejado demasiado de sus bases logísticas y cuyo país amenazaba sumirse en grave desorden civil. Pero la situación en Lima también se deterioró rápidamente. En 1824, junto con el puerto del Callao, Lima cayó en manos de los realistas. Esto ocurrió debido a los desacuerdos en el campo republicano, a lo que se agregó el desastre de la Campaña de Intermedios que conducida por el general Andrés de Santa Cruz, luego de haber derrotado al general Valdés en Zepita, se desmoronó en Oruro y nunca logró coordinar acciones con el general Sucre.
La causa patriota comenzó a recomponerse bajo el mando de Simón Bolívar que preparó la campaña decisiva. El Libertador atravesó la barrera de los Andes tres veces hasta conducir al Ejército Unido al Cerro de Pasco. Después de la victoria en Junín, Bolívar se alejó a Lima, donde le aguardaban graves asuntos de Estado.
Sucre quedó al mando del ejército libertador. Cumpliendo las instrucciones de Bolívar, se situó en Andahuaylas, con la intención de permanecer allí hasta que pasase la estación de aguas que se acercaba.
En la mañana del 9 de diciembre de 1824, el joven general Sucre libró la batalla definitiva de la independencia americana, Su triunfo puso fin al dominio continental de España, cuyos ejércitos al mando del Virrey La Serna en Ayacucho, perdieron lo que había conquistado Pizarro casi tres centurias antes.
En nombre de España, el general Canterac presentó los términos de la Capitulación con que la Corona de los Borbones terminó formalmente su presencia en el nuevo continente. La guerra en Hispanoamérica de hecho había concluido.
La grandeza del noble espíritu de Sucre se consagró definitivamente en el Acta de Ayacucho en los términos más honorables y magnánimos para una potencia mundial que luego de haber dominado vastos territorios durante siglos, había sido totalmente derrotada.
En buena lid, Sucre se había ganado a los 30 años de edad el título de Gran Mariscal de Ayacucho.
Después de esta batalla, a la cabeza del ejército victorioso ocupó las ciudades del Cusco, Arequipa y La Paz, aquí expidió su célebre Decreto del 9 de febrero de 1825, creando la nueva República de Bolivia. A fines del mismo año el general Sucre se hizo cargo con carácter provisorio de la presidencia después de Bolívar, y en 1827, fue nombrado Presidente constitucional.
Sucre en el poder ya no era el general aguerrido, ni el batallador infatigable. Era el organizador inteligente, el estadista avanzado, el legislador concienzudo, el gobernante magnánimo y respetuoso de la ley.
En suma, la administración de Sucre fue un dechado de moderación y pureza que ningún gobierno ha podido imitar.
Desde el primer momento, Sucre comprendió que la unión del Alto y Bajo Perú en una sola nacionalidad era un grave peligro para su patria. Por eso trabajó tesoneramente porque la nueva república mantuviese su autonomía y se desenvolviese sola. De ahí sus palabras: “Aún pediré otro premio a la nación y a sus administradores, el de no destruir la obra de mi creación, de conservar por entre todos los peligros, la Independencia de Bolivia”.
La memoria del general Sucre es religiosamente conservada tanto en Venezuela y Colombia, como en el Perú y Ecuador, y el 3 de febrero es en estas naciones un día de fiesta nacional. Sólo en Bolivia pasa inadvertida fecha tan gloriosa, y si no fuera por el recuerdo que tristemente le consagran algunas escuelas primarias, se la tendría por completamente olvidada.
Sin embargo, ¡el recuerdo de Sucre vive inextinguible en el corazón de todos los bolivianos!
Fuente: EL DIARIO, 3 de febrero de 1926.
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