Mientras continúe la política dispendiosa del gobierno plurinacional, sin la previsión honesta y responsable, sin observar conductas de austeridad en el manejo de los dineros del pueblo boliviano (gastos e inversiones), las mayorías nacionales continuarán sufriendo por el flagelo del hambre, la miseria y la extrema pobreza por la falta de fuentes de trabajo, mejores condiciones de vida, insuficiente producción agropecuaria, etc. Bolivia en el pasado reciente era productor de la mayoría de los alimentos que la población consumía, por ejemplo producía más de 230 variedades de papa en todas las regiones del país, hoy se compra y se consume alimentos importados y como ironía del “cambio” se incrementó el cultivo de cocales, los “catos” de coca, al extremo de que se siembra coca inclusive en terrenos donde antes se cultivaba alimentos para la canasta familiar.
Al respecto, la revista “Datos” al referirse a la producción de coca expresa: “la coca más allá de su relevancia en términos de uso medicinal y tradicional pasó a ser un factor esencial en la política del gobierno por dos razones: la primera por la dualidad de funciones que ejerce el Presidente de la República al ser también presidente de las 6 federaciones de cocaleros del trópico cochabambino y segundo, porque el narcotráfico ha tomado en los últimos años un inusitado crecimiento, fruto de la mayor producción de coca; la coca sirve para hacer cocaína más allá de sus respetables usos tradicionales y esa es una verdad irrefutable”.
El investigador Franklin Alcaraz dice: “La coca ilegal es la industria que más ha crecido en el Chapare, en los Yungas de La Paz y en zonas tradicionales donde el cultivo de la coca se ha disparado, el 95% de la coca que se produce en el trópico de Cochabamba se deriva al narcotráfico” (Datos, diciembre 2013).
IMPORTACIÓN DE ALIMENTOS
El Instituto Boliviano de Comercio (IBCE) basado en los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) expresa: Bolivia es deficitaria en la producción de alimentos, se gasta millones de dólares en la importación de más de 300 productos para cubrir la canasta familiar (harina, trigo, maíz, papa, arroz, yuca, leche evaporada, manzana, tomate, lenteja, cebolla, zanahoria, etc.), provenientes de Argentina, Chile, Perú, Brasil, EEUU, etc.
Vale decir que Bolivia se ha convertido en potencial importador de alimentos y lo más paradójico de esta triste realidad es que el gobierno plurinacional se ha dado el lujo de regalar miles de toneladas de arroz a Venezuela, Cuba y Haití, cuando Bolivia es deficitaria en la producción de arroz e importa para el consumo nacional.
PANORAMA SOMBRÍO
Gracias a información de la prensa nacional sabemos que 3.585.617 personas viven en la extrema pobreza; 850.000 niños de 5 a 17 años de edad se hallan trabajando y obligados a ingresar al mercado laboral por la pobreza y la crisis familiar; el 49% de los pobres es de niños, niñas y adolescentes privados de recursos materiales y espirituales para poder sobrevivir (UDAPE-UNICEF). Entonces, ¿cómo se puede esperar satisfacción colectiva cuando reina la miseria, cuando la salud física y moral de la familia depende prioritariamente de la alimentación?
Al concluir, el Gobierno con sabiduría e inteligencia debería aprovechar la transitoria bonanza económica del país para la solución de los problemas estructurales que afligen a la nación (salud, educación, vivienda, crisis alimentaria, etc.), despojado de la manía de hacer inversiones millonarias en bienes y servicios que no son imprescindibles para la nación.
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