Abusos contra la ciudadanía paceña

El ciudadano sencillo y común que vive en La Paz realizando un trabajo honrado y necesariamente requiere del transporte urbano para cumplir el horario de la institución donde realiza labores diarias, ve con asombro y estupefacción cómo un sector de transportistas se aferra al monopolio en cuanto al servicio público se refiere.

Los vecinos paceños una vez más (entre tantas y tantas) han tenido que soportar otro bloqueo de calles y avenidas para impedir que el municipio trate de mejorar el transporte urbano con la inclusión de nuevos buses apropiados para la topografía de la vapuleadísima ciudad del Illimani.

Y para colmo de males, esos feroces enemigos del progreso ocasionan destrozos en coches particulares, insultan, amenazan a las autoridades municipales y ¡oh, atrevimiento!... hasta le “dan plazos” al señor Alcalde para que escuche sus reclamos injustificados e impregnados de soberbia e intentos monopolizadores.

IMPUNIDAD

Y entre todo este ambiente caótico, el ciudadano común también se sorprende por la impunidad con que estos “caballeros” actúan a plena luz del día, en el centro de la sede gubernamental y sin fuerza uniformada del orden que pueda impedirlo ¿es que el transporte sindicalizado tiene y demuestra más poderío que la Policía y el Tránsito?

LÍDERES CIUDADANOS

¿Hasta cuándo los paceños tolerarán estos abusos reiterados? Lastimosamente los vecinos ajenos a estos sindicatos no tienen un líder o líderes ciudadanos que puedan movilizar a la ciudadanía para impedir también en la misma forma esos desmanes en contra del mejoramiento en el servicio del transporte urbano.

Una movilización multitudinaria de la ciudadanía tendría que hacer comprender a los intransigentes “dueños” del transporte, que ellos viven, se alimentan y alimentan a sus familias, con el aporte diario de los usuarios a quienes deberían otorgar mayor respeto, consideración y… hasta agradecimiento.

FUERZAS DEL ORDEN

En estos tiempos difíciles en los que “todos mandan y nadie obedece”, las fuerzas del orden interno tienen la palabra. Y no sólo la palabra, tienen también todos los medios para hacer cumplir las leyes. Sólo falta voluntad, cumplimiento del deber y… ¡patriotismo!