Las primeras páginas de los periódicos y los titulares de las cadenas de Tv nos muestran que el país sufre una verdadera catástrofe nacional, dejando víctimas materiales y humanas a lo largo y ancho de nuestro territorio.
El Ministro de la Presidencia informó que hasta el 3 de febrero del presente se tenía cerca de 35.000 familias damnificadas en el país (febrero 4).
El Viceministro de Defensa Civil, en declaraciones a la Red Erbol, agregó que además cerca de 1.500 viviendas en todo el territorio nacional están perjudicadas. Asimismo hasta la fecha ya se habla de más de 30 muertos.
Luis Aguilera, director del Servicio de Encauzamiento de Aguas y Regulación del río Piraí (Searpi), señaló que se ha declarado Alerta Naranja por la crecida del río Ichilo, que derivó de la precipitación extraordinaria de 180 mm en la zona. Asimismo, indicó que esta gran cantidad de agua caída está aislando a varias comunidades de la región, aunque descartó el desborde del río.
“Desde la semana pasada está lloviendo en la zona de Yapacaní, comprometiendo la cuenca, el río Ichilo y consecuentemente sus arroyos y quebradas han crecido, lo que trae resultados negativos para las comunidades aledañas. A comparación del año pasado, que las lluvias en promedio llegaron a una precipitación de 130 mm, ahora están mucho más intensas”, dijo Aguilera (enero 30).
La ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo, señaló que desde el inicio de la época de lluvias en octubre hay unos 4.627 poblados afectados en 107 municipios. Las lluvias han malogrado en diversa magnitud una superficie de 175.304 hectáreas de cultivos, agregó.
Alivio económico. Ante esta situación, el Gobierno destinó un fondo de indemnización equivalente a 3,5 millones de dólares para indemnizar a 105.870 agricultores que perdieron sus sembradíos por causa de las lluvias, dijo Achacollo. Defensa Civil anunció que ya se habría erogado un millón de dólares de asistencia a favor de los damnificados por las inundaciones del río Mamoré.
En la ciudad de La Paz, Página Siete informa: “Una ola que superó los 10 metros de altura se formó a raíz de las lluvias en el río Achumani e impactó contra varias viviendas de la calle 15 de Calacoto. El fenómeno ocasionó cuatro colisiones de vehículos, caídas de postes de luz y árboles, se llevó un puente y dejó dos heridos.
El hecho, que causó caos y temor en la zona Sur, se registró poco antes de las 12:30 y en 30 segundos dejó destrozos e inundaciones en varias viviendas, a la altura del Círculo de Oficiales del Ejército (COE).
El jefe de la Dirección Especial de Gestión Integral de Riesgos (DEGIR) de la Alcaldía, Vladimir Toro, reportó que la causa del desborde del río Achumani fue una granizada que cayó en la cuenca alta de los afluentes Kellumani y Huayllani”.
En la esquina de la 16 de Calacoto, Marianela Luna trabajaba en Donut Factory cuando vio la ola y atinó a agarrar a dos niños potosinos que estaban en el local, y subirlos al primer piso antes de que agua y escombros inundaran la planta baja. “Si se hubieran ido antes los niños, se los habría llevado el río”, dijo.
Toda esta tragedia local y en otros departamentos es, sin duda, un verdadero tsunami pluvial asociado al hecho mundial del cambio climático, lo cual merece una acción seria y medidas de prevención, a partir del momento en que las aguas dejen de caer. El país no puede esperar a la próxima estación de lluvias que puede ocasionar problemas mayores. Las prevenciones a ser adoptadas tienen relación con lo que se denomina manejo de cuencas, aspecto que lo tocaré con mayor detalle en mis próximos artículos.
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