The Strongest y Bolívar

Festival de errores



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Los que habíamos presumido en la previa de este llamativo partido, se ha consumado como muchos esperaban. Anoche, en un viernes inusual, con un clima inusual, después de una semana lluviosa, atigrados y leones (celestes), confirmaron el patrón de juego que venían desarrollando durante las tres previas jornadas ligueras. Los seis goles anotados en el Siles, levantan una densa cortina de humo. Dos cuadros que están a pocos días de afrontar un certamen internacional de alta exigencia como la Libertadores, han corroborado que les falta mucho trabajo para encarar dicha competición.

Para el Tigre el trago del empate, no fue tan amargo. Los dirigidos por Eduardo Villegas se valieron de la viveza para complicar a un cuadro bolivarista dominado por la ansiedad y la angustia de buscar credibilidad en su juego. El tempranero gol de Pablo Escobar (1’) solo oscureció aún más los precedentes de la zaga celeste que, cuando fue dirigida por Portugal era un problema, con el actual preparador es un desastre. La falta de concentración y coordinación, no sólo fue un pecado en el primer tanto atigrado, sino en todos. La dupla defensiva celeste, está desprovista de cualquier virtud de una zaga de jerarquía, incapaz de rayar a la altura. Además, su estratega expone de manera inexplicable los defectos, posicionado a un volante como José Luis Capdevilla como lateral izquierdo, franja que fue un pasaje libre para el ataque atigrado.

Existe un factor importantísimo que la Academia puede atesorar como ningún otro club en el país: el talento individual en la zona de gestación. De mitad de cancha para arriba, los celestes contrastan en su totalidad con la última línea. Como diría mi abuelo, “es un equipo partido a la mitad” El gol del empate, marcado por Rudy Cardozo, tras un tiro libre, demuestra la ductilidad y variantes con las que goza el entrenador Soria. Una válvula de escape no tan fiable, pues hay días en los que los futbolistas se levantan del lado equivocado. Sin embargo, William Ferreira se levantó iluminado, anotando los dos goles para su equipo, ganando el honor como máximo artillero de los clásicos.

El Tigre, por su lado, aprovechó en su totalidad las inmensas licencias que dejó su rival. Alfaro anotó el segundo, después de un grueso error en salida y una gran muestra de lentitud en la última línea celeste. El tercero, también obra del panameño, quien evidenció la poca concentración de los de Tembladerani. Sin embargo, el cuadro de Villegas, no pudo sostener estas ventajas, y dejó entrever que le falta determinación y concentración de los trabajos que debe enfatizar en la semana.

Lo acontecido anoche en el Siles, levanta dudas, abre interrogantes, crea inquietudes negativas y positivas. Los pensamientos de los hinchas se confunden porque no terminan de entender cuáles son las virtudes y carencias que poseen los dos grandes y, únicos representantes, en Copa Libertadores de América. La esperanza en el inicio, es que los dos juegan de visitante, por tanto, la táctica del vampiro aparece como la mejor solución; y luego en casa, tendrán la obligación y la necesidad de ser creativos para lograr, al margen, de que la jerarquía está ausente ganar los tres juegos, para clasificar a la próxima ronda, algo que parece tan lejano y esquivo para nuestro pobre nivel.

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