Urge solucionar el flagelo de inundaciones

Las víctimas que todos los años tienen que luchar para sobrevivir a los daños causados por intensas lluvias piden al Gobierno una urgente solución al flagelo de las inundaciones, en forma definitiva y no medidas temporales, porque de seguir con estos daños por inundaciones, se corre el peligro de que gran parte del Beni quede bajo agua, por largo tiempo o permanentemente.

Con el propósito de conocer las causas de las inundaciones en la llanura oriental y justificativos técnicos que permitan determinar soluciones convenientes, ha sido necesario revisar la historia de los habitantes que se asentaron en el territorio que hoy es el Departamento del Beni. Nos referimos a los indígenas de Moxos, que mostraron su experiencia en la producción agrícola intensiva y sostenible, y aplicando sus conocimientos en hidrología e ingeniería transformaron la región, construyendo terraplenes de tierra para el control de inundaciones y habilitaron áreas agrícolas con caminos para la comunicación con los centros poblados.

Asimismo, hicieron excavación de zanjas paralelas a lo largo de las terrazas, para utilizarlas en transporte fluvial, cuidando la estabilidad de los taludes y controlando el nivel de agua necesaria para el riego por inundación, con el beneficio de contar con peces que se quedan atrapados cuando baja el agua y que sirven de abono. (Referencia: Culturas Paititiana y Moxos entre los años 1200 a 1300 antes de Cristo. Ing. Rodolfo Pinto Parada y Kennet Lee, Serie Moxitania Prehistórica).

Si bien son admirables los trabajos realizados durante la cultura Moxos, se puede observar que los efectos de la sedimentación por el transporte de materiales erosionados en las cuencas del río Beni y del Mamoré dejaron bajo agua en forma permanente a la región que fuera habitada por los pobladores originarios de Moxos. Sin embargo, con el tiempo la altura de agua creció e inundó áreas donde se encontraban viviendas, lo cual obligó a emigrar a zonas más altas que también se inundaron, dejando bajo agua en forma permanente la región donde se desarrolló la cultura Moxos, como se puede ver cuando se viaja a Trinidad.

Esta es una muestra de lo que podría ocurrir en el Departamento del Beni, debido a la colmatación del cauce de los ríos y los efectos de la elevación de la altura del nivel del río Madeira, donde Brasil construyó las presas hidroeléctricas Jiraú y San Antonio, que están funcionando desde el año 2011, utilizando el total de los caudales de los ríos Beni, Mamoré, Iténez y Abuná que convergen en el río Madera antes que pase la frontera con el Brasil.

Al río Madera ingresando a territorio brasileño se lo denomina río Madeira, que es clasificado como río internacional de curso sucesivo, sujeto a normas y leyes internacionales para el uso compartido del agua y el potencial de energía hidroeléctrica generada, como se acordó en el Tratado Binacional Itaipú, entre Brasil y Paraguay.

En el caso nuestro, el Gobierno mediante nuestra Cancillería debería acelerar los trámites jurídicos a fin de solucionar los graves daños de inundación por retención del flujo de salida de todos los ríos que pertenecen a la Cuenca Amazónica de Bolivia.

Conociendo estos antecedentes, podemos adelantar que las inundaciones en el Beni han aumentado, porque se reporta mayor número de casos donde antes no eran afectados, como por ejemplo la región de Moxos y las propiedades de los indígenas del TIPNIS. El retroceso de las aguas del río Beni se debe a la construcción de las presas hidroeléctricas del Brasil, que retienen el paso normal de aguas del río Madera a fin de elevar el nivel del río Madeira, hasta una altura que permita generar el máximo potencial de energía utilizando turbinas Kaplan que necesitan gran volumen de agua y poca altura, aprovechando el caudal total del río Madera (Bolivia).

El Ing. Antonio Bazoberry Quiroga es autor de los libros “El Mito del Silala”, “Canal Fluvial nuevo Puerto Suárez” y es autor del Proyecto corredor fluvial boliviano “Mutún-Atlántico”.

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