Agricultura arrasada y costo de vida

Debido a que la agricultura es ahora castigada por las lluvias, es incierto el futuro del campesinado, causando preocupación en la población del país, ya que se avizora tiempos difíciles para todos, porque si no hay producción agropecuaria, la gente pasa hambre. Por lo general, en el campo las mujeres se dedican a trabajos de ayuda, como el pastoreo de llamas y ovejas, mientras los varones se encargan del cultivo y cosecha en terrenos, destinando una parte de los productos obtenidos a su alimentación y otra parte es vendida en mercados de consumo de las ciudades.

Pero hoy fenómenos climáticos, como las intensas lluvias, provocan inundaciones que destruyen sembradíos y viviendas. Los mercados urbanos, que se abastecen de lo que produce el campo, soportarán una falta de alimentos y lo poco que haya tendrá precios que no estarán al alcance de la mayoría de la población.

Al respecto, el Presidente en su reciente mensaje en la Asamblea Legislativa se refirió a la ayuda económica del Gobierno a la agricultura, aseverando que en la actual gestión se invirtió 472 millones de dólares, con un crecimiento de la superficie de producción agrícola hasta 3, 3 millones de hectáreas y con una producción de 16 millones de toneladas métricas. Pero ahora se ha perdido un 70% de la producción, por el embate de las lluvias, que siguen, causando destrucción en muchas zonas del territorio nacional. Los fenómenos climatológicos nos hacen presagiar un futuro incierto para la economía del país.

Es previsible que por las inundaciones haya carestía de alimentos y que se tenga que importar lo que producía el campesinado, a fin de que no se presenten cuadros de hambruna, especialmente en sectores pobres del país, los que tendrán que ser auxiliados, por ejemplo, con la creación de comedores populares gratuitos en todas las ciudades, para dar alimentación diaria a hombres, mujeres y niños que no tienen posibilidades para saciar su hambre. Estos grupos son el reflejo de los cinturones de pobreza que rodean a las ciudades.

Según el informe presidencial, en el área rural la pobreza llegaba al 62,9% y ahora llega al 40,9%. Pero la pobreza continua aumentando, porque no hay suficientes inversiones productivas, que son las que proporcionan fuentes de trabajo. Argentina da un ejemplo concreto al mantener comedores populares sin costo alguno, con ayuda oficial, a fin de aminorar la pobreza y la necesidad de los sectores mayoritarios.

Lo cierto es que días difíciles van a llegar como consecuencia de las lluvias intensas y al Gobierno no le quedará más remedio que seguir importando alimentos, si no quiere escuchar una protesta generalizada, ya que el hambre y la miseria no esperan. Es preciso ir planificando desde ahora, en los diferentes ministerios, soluciones para los diferentes problemas que se presentarán. El pueblo boliviano espera respuestas efectivas para combatir la recesión económica que podría presentarse.

El autor es Profesor Emérito de la UMSA.