¡Ay, doña Constituta!

En días pasados fue celebrado un nuevo aniversario de la Constitución Política del Estado, fecha que no pasó desapercibida por la Cumbre de los Yatiris, venerable institución a la cual nos honramos en pertenecer mi cholita protectora y yo, que suelo actuar de “pajpaco” o sea un vendedor callejero que con su facilidad de palabra ofrece sus productos milagrosos en cualquier esquina.

Al recibir la invitación para bailonguear en el naiclú “Malena”, mi comadre Macacha se puso feliz y me dijo: “compadrituy, es la fiesta de doña Constituta y todos los bolivianos debemos celebrarla bailando, como festejamos el Día del Mar sin tener mar, el Día de la Justicia, el Día de la Transparencia y otros que nos alegran la vida. Así que ya puede usted alistarse para que esta noche lo pueda sacudir como Dios manda y una chola quillacolleña dispone.

Humilde como soy y comprendiendo que me divertiría con la plata de mi pariente espiritual, fui dispuesto a ser sacudido por la cochabambina, aunque le pedí que me explicara por qué llamó “Constituta” a nuestra Constitución Política.

Lanzando un suspiro, me relató brevemente la agitada historia que envuelve su nacimiento desde que sus autores comienzan a reunirse en la noble ciudad de Sucre, Capital de la República de Bolivia y luego van cambiando de sede deliberante y van de ciudad en ciudad hasta concluir en un cuarto alquilado de la Lotería Nacional, demostrándonos que fue de lecho en lecho, algo que a una chola decente como soy no me gustó, y desde ese día vaticiné que sería violada muchas veces, por lo cual la llamo doña Constituta, terminación que me recuerda a su tía Restituta”.

Al oír nombrar a mi tía Restituta brinqué, saliendo en defensa de mi calumniada tía cochabambina, aclarándole a mi comadre Macacha que mi pariente nunca fue lo que su nombre sugería y que para liberarse de las malas lenguas tuvo que irse a vivir a Estocolmo (Suecia), donde se convirtió en rica poniendo una empresa que trabaja con nabos escandinavos.

La cholita cochabambina me pidió disculpas por haber involucrado a mi tía Restituta en el tratamiento de este asunto, pero sostuvo a sangre y fuego que a la nueva Constitución la seguirá llamando “doña Constituta” porque ha sido violada muchas veces por los actuales gobernantes, lo cual ya no podrá ser considerada un accidente ni un hecho fatal y desgraciado, sino repetido diariamente con alevosía, sangre fría, y sobre seguro.

Por todas esas consideraciones, pregunté a mi pariente espiritual cómo podríamos bailar y divertirnos esa noche con la Cumbre de los Yatiris, contestándome la cholita: “No se preocupe, compadrituy, la Constituta que ayer cumplió cinco años de vigencia y ha sido violada incontables veces nos anda diciendo que no nos aflijamos por tales hechos porque quien la bendijo y juró respetarla y hacerla respetar dice que la sigamos nomás violando, mientras él siga siendo el Presidente Vitalicio del Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico...”.

Si así piensa mi comadre de Quillacollo y ella pagará la fiesta, yo pienso que Macacha es una gran mujer, y es además inviolable por sécula seculorum y yo soy respetuoso de la Constitución, aunque Evo y los suyos no la cumplan.