Luego de la presentación de una nueva versión de la historia del nacimiento de la urbe paceña del arquitecto boliviano Juan Francisco Bedregal, el alcalde Luis Revilla anunció que se conformará un grupo para investigar la fecha certera de este acontecimiento histórico.
En su obra titulada “Tras el oro de Chuquiabo”, Bedregal presenta el hallazgo que hizo al escribir su tesis doctoral en México, para la que revisó las crónicas coloniales sobre el origen de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, hoy sede del Gobierno de Bolivia, donde muestra a Alonso de Mendoza como un expropiador, ya que, a nombre de la corona española, luego de tomar el asentamiento conocido como Chuquiabo funda sobre éste La Paz.
Este hecho se registra 15 años después de que la ciudad original haya sido formada por los españoles, denominada Pueblo Nuevo.
Al respecto, el alcalde del municipio de La Paz, Luis Revilla, manifestó que ante la importancia y los datos que muestra el investigador, se podría generar un análisis con expertos en la materia, para estudiar el análisis de los datos en profundidad y conocer quién es el fundador de nuestra señora de La Paz.
“El dato es muy importante, como Municipio vamos a recabar todos los archivos para formar un equipo de analistas e historiadores no sólo de la fundación sino también de la existencia de un conglomerado urbano previa la fundación de nuestra ciudad”, dijo Revilla.
DESCUBRIMIENTO
Según Bedregal, La Paz fue fundada en 1548 por el capitán español Alonso de Mendoza para conmemorar el fin de cruentas guerras, pero en el lugar ya existía el asentamiento inca Chuquiabo y el hispano Pueblo Nuevo que regentó Francisco Pizarro, un dato desconocido hasta ahora que ha desvelado un investigador boliviano.
En una entrevista con Efe, el autor aseguró que el libro contiene información que supone una “revolución” frente a la historia oficial de la ciudad.
Contrariamente a lo que se cree, la fundación de la ciudad por Alonso de Mendoza no supuso el inicio de su existencia, porque ya tenía una historia previa con ocupaciones tiahuanacotas, incas y de los primeros españoles que llegaron quince años antes de 1548.
Uno de los descubrimientos claves de Bedregal es haber establecido que Pizarro estuvo en el lugar, un dato desconocido hasta ahora.
El célebre conquistador llegó a lo que años después sería Nuestra Señora de La Paz atraído por las leyendas de su riqueza aurífera escuchadas por boca del inca Atahuallpa, a quien tuvo de rehén en 1532.
Al año siguiente, en 1533, Pizarro envió a su escribano Pedro Sancho a verificar el lavado de oro en Chuquiabo, una riqueza usada por los seguidores de Atahuallpa para formar el famoso tesoro que había ofrecido a los españoles para que lo liberaran.
Según el autor, la confirmación de la estancia de Pizarro en 1540 en Pueblo Nuevo fue posible gracias al primer libro de las Guerras Civiles del Perú de Pedro Cieza de León, quien registra ese viaje al asentamiento Chuquiabo o Chuquiago Marka, al sur del Cuzco.
Pizarro hace el viaje tras vencer sus tropas a las de Diego de Almagro (1538) en la primera guerra civil española en América.
Para Bedregal, el hallazgo de las citas de Cieza de León supuso descubrir un “tapado histórico”, es decir un tesoro oculto en la historia, porque ilumina el hasta ahora ignorado asentamiento urbano que precedió a La Paz.
Al autor le parece sorprendente que esas referencias de Cieza de León y las de propio Pedro Sancho “no hubieran sido consideradas por los historiadores o especialistas”.
Pizarro estuvo en el barrio de Churubamba que, agrega Bedregal, fue “el asiento más antiguo de la ciudad y más importante desde el punto de vista histórico”, tanto para los incas como para los españoles.
“El barrio de Churubamba, en Chuquiabo, fue el lugar que acogió a Francisco Pizarro, comendador, adelantado, lugarteniente, Capitán General, Gobernador de Nueva Castilla, en el año de 1540, por el lapso de dos meses”, sostiene el investigador boliviano.
Tal barrio aún existe y es uno de los más emblemáticos de La Paz, se conoce popularmente con el mismo nombre y en su centro tiene un monumento dedicado a Alonso de Mendoza frente al museo Tambo Quirquincho, que supuestamente fue el palacio de un líder indígena.
Según Bedregal, estando allí, Pizarro mandó fundar la ciudad La Plata (hoy Sucre) y Arequipa (Perú), en lo que entonces era el territorio sureño del Collasuyo, del imperio inca.
A juicio del autor, resulta sugerente que Pizarro instruya en 1540 fundar una ciudad con el nombre de La Plata cerca de donde estaba el Cerro Rico de Potosí, pero es posible que el conquistador contara con un información clave, un khipu real, sobre esa mina argentífera descubierta cinco años después.
De esta forma, Pizarro llegó a las tierras de la actual Bolivia tras el oro de Chuquiabo y la plata de Potosí, enfatiza Bedregal.
El desconocimiento de estos hechos por parte de la historia oficial se explica porque hubo un “olvido, una amnesia y una amnistía tras la larga guerra que hubo entre los conquistadores y la Corona de España”, desatada porque esta desconoció los derechos de los primeros en América, apunta.
Por eso, sostiene el investigador, la fundación formal de la ciudad en 1548, con el nombre de “Pueblo Nuevo de Nuestra Señora de La Paz”, fue un “hecho tardío” y se llamó así porque Pedro de la Gasca pacificó el Perú tras esa prolongada guerra civil (1538-1548).
Como evidencia ha quedado el lema consagrado en el escudo de La Paz que pervive hasta ahora: “Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”.
Una frase, según Bedregal, que en los hechos expresa la decisión de los españoles de olvidar voluntariamente lo sucedido.
Con este libro, el autor contribuye a despejar esa amnesia para devolverle a La Paz su memoria perdida.
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