Fundación de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno

Desde los primeros años de la República, Santa Cruz deseo tener una universidad. En la época colonial la instrucción pública, circunscrita sólo a ciertas clases de la sociedad, estaba a cargo exclusivo del clero, y la única carrera literaria -la eclesiástica-, estaba facilitada por el Seminario, atendido directamente por los obispos.

Proclamada la República, por ley del 23 de septiembre de 1831 se fundó un colegio nacional, y fue este el único centro de educación superior que tuvo Santa Cruz, dependiente de la Universidad de Cochabamba…

En vista de esta situación los cruceños no cesaron de pedir la fundación de un distrito universitario independiente, hasta que un 15 de diciembre de 1879 el consejo de ministros formado por Serapio Reyes Ortiz, Claudio Acosta y Julio Méndez, en ausencia del presidente general Hilarión Daza, dictó un decreto, creándose el cuarto distrito universitario de la República, compuesto de los departamentos de Santa Cruz y el Beni con asiento en la capital del primero.

De conformidad al artículo segundo del decreto, las funciones de cancelario debían desempeñarse ad-honorem y por turno entre las autoridades principales, correspondiendo la precedencia, entre éstas al obispo, quien dirigió la invitación respectiva para instalar solemnemente la Universidad el domingo 11 de febrero de 1880. Por iniciativa del primer Cancelario que fue el obispo Juan José Baldivia y del doctor Felipe Leonor Rivera, primer Secretario, la nueva Universidad tomó el nombre de Santo Tomás de Aquino, continuando con este nombre hasta 1911, cuando mediante ley de 24 de septiembre se cambió por el de “Universidad Autónoma Gabriel René Moreno” en homenaje a este ilustre boliviano, sin duda uno de los primeros escritores de la América hispana nacido en la ciudad de Santa Cruz el 6 de febrero de 1834.

Gabriel Rene Moreno pasó en Chile la mayor parte de su vida, desempeñando cargos de importancia. Fue catedrático en el Instituto Nacional y durante muchos años tuvo a su cargo la dirección de su biblioteca; ocupó puestos distinguidos en todas las asociaciones científicas y literarias junto con los hombres más notables de aquella nación…

En 1879 Bolivia estaba en guerra con Chile. Muchos políticos chilenos de influencia, entre ellos el ministro del Interior Domingo Santa María, trabajaban insistentemente por apartar a Bolivia de su alianza con el Perú y localizar la guerra sólo contra esta última nación, y el cambio del Litoral boliviano por Tacna y Arica.

Con este motivo, Santa María por intermedio del ciudadano boliviano Luis Salinas Vega había enviado a Tacna proposiciones tentadoras al general Daza para entenderse con Chile, habiéndose acordado que don Gabriel Rene Moreno fuese el portador de proposiciones más formales y precisas que el Gobierno de Chile quisiese hacer. Moreno aceptó desempeñar la misión que se le propuso no sólo “en obedecimiento a las órdenes del jefe supremo y capitán general del ejército boliviano, sino también porque de esta manera, acertada o erróneamente creyó prestar un servicio importante a su patria en una hora que por mil motivos considero suprema y de vida o muerte para Bolivia”.

Fue, pues, a Tacna y entregó al general Daza las proposiciones chilenas. Después de una ardiente discusión con el capitán general y con su secretario Serapio Reyes Ortiz, sobre la conveniencia o inconveniencia de romper la alianza con el Perú, volvió a Santiago, llevando la respuesta de Daza.

Siéndole ya incomodo permanecer en Chile, se trasladó a Buenos Aires, donde fue mal recibido por haberse propagado la noticia enviada de Tacna de haber sido portador de las proposiciones chilenas y estuvo también a punto de ser enviado a la cárcel por habérsele acusado de estar sustrayendo del Archivo General documentos para Chile sobre la cuestión patagónica. La policía ocupo sus papeles y fue necesaria la intervención del general Bartolomé Mitre par que no se le siga molestando.

Viendo Moreno que en Buenos Aires “el terreno se le hundía bajo sus plantas” se trasladó a Sucre, donde el ambiente tampoco era favorable.

Con el objeto de explicar su conducta, y “seguro de hacerlo satisfactoriamente”, convocó a una junta de notables, para que juzgase si era o no culpable de traición como se le endilgaba. Por fin el 8 de julio de 1880, la junta reunida en el salón de la Corte Suprema presidida por el doctor Basilio Cuéllar, después de escuchar la exposición de Moreno pronunció su veredicto, declarando que éste no había incurrido en ningún acto de deslealtad ni de infidencia para con su patria.

Después de este fallo absolutorio, don Gabriel Rene Moreno volvió a Chile y allí se radicó definitivamente.

Fecunda, brillante y trascendental fue la labor literaria e histórica de Moreno, sin que en Bolivia exista ningún otro publicista con el que pueda comparársele; la cultura nacional le debe servicios importantísimos; su pluma llena de la más sutil ironía, ha trazado cuadros admirables sobre diversos temas de la historia colonial y republicana. Sus estudios biográficos y bibliográficos son modelos de perfección y demuestran una gran erudición...

Fuente: EL DIARIO, 6 y 11 de febrero

de 1926, 1928.

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