En 1781
Oruro, (EL DIARIO).- Después de la revolución del 10 de febrero de 1781, miles de indígenas se quedaron en la ciudad, saquearon casas, reclamaron alimentos y, al final, se rompió el pacto entre "criollos" orureños y los indígenas, y éstos decidieron tomar venganza, días después.
El 9 de marzo, al amanecer, ingresaron a la ciudad de Oruro, los indígenas de Sillota, Paria y otras comunidades, "se fueron derecho a la casa del corregidor Jacinto Rodríguez, demandando su cabeza, por traidor, no sin amenazar a todo el vecindario", según el historiador Ángel Torres, en su libro Oruro en su historia.
Rodríguez, que había reorganizado la seguridad, después de derribar los escudos e insignias de los españoles, el 10 de febrero de 1781, hizo rechazar a los miles de indígenas, porque los habitantes de la Villa de San Felipe de Austria ya estaban cansados de tantos problemas.
"Se tocó a rebato, la gente se munió de armas que pudo y dio batalla a los invasores, hasta expulsarlos, causándoles 300 bajas", explica Torres.
La lucha fue desigual, porque en Oruro se logró recuperar armas de fuego y hierro, mientras que los indígenas tenían solamente hondas y macanas. La Villa estaba indefensa y desde entonces se reorganizaron las milicias.
Sin embargo, los indígenas cambiaron de estrategia, ya no querían el combate frontal, sino el cerco a la ciudad, impidiendo el paso de los alimentos por los diferentes caminos.
Los habitantes de Oruro tenían hambre y, las tropas se organizaron para "quebrar los frentes enemigos". Una comisión logró romper el cerco y traer alimentos desde Paria, en medio de una confrontación bélica.
El 18 de marzo de 1781, la situación empeoró. Habían más indígenas, que llegaron de Carangas, Pacajes y otros pueblos, en diferentes cerros de la ciudad. También estaban de Poopó, Sora Sora y Antequera.
"El combate fue desfavorable a los sitiadores, tuvieron varios muertos, entre ellos un capitán, cuya cabeza fue llevada a la Villa para su exhibición, macabro hecho que elevó la moral de los defensores, pero se carecía de mandos y pertrechos", explicó Torres.
Ante esa situación, la población orureña dispuso el indulto de los españoles que salieron de sus escondites, después de más de un mes de la revolución del 10 de febrero. Los españoles reforzaron las milicias y se decidió atacar a los indígenas en el cerro de San Pedro, provocando la muerte de 190 sitiadores, se capturó a 18, logrando el retiro de las tropas indígenas, pero en Oruro permanecía el hambre, aunque se logró restituir la seguridad y la tranquilidad.
DATOS
El 9 de marzo hubo una invasión de comunarios de Sillota, Paria, para exigir la cabeza del líder de la revolución, Jacinto Rodríguez
Los orureños, que no eran más de 5.000 personas, repelieron la actitud.
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