Por: José E. Pradel B.
No hay fecha tan hiriente para los bolivianos, como el 14 de febrero de 1879, porque representa una herida abierta que todavía no cicatriza, un dolor que después de haber transcurrido 135 años lo siente todo un pueblo, al en-carnar la injusta e indigna invasión militar chilena al puerto boliviano de Antofagasta, que dio inició a la denominada Guerra del Pacífico, que ocasionó la pérdida del litoral boliviano.
Sin embargo, la historiografía actual, que estudia la citada guerra, describe muy poco sobre la posición de la diplomacia Boliviana de este período histórico. En ese sentido, en esta nota describiremos la manifestación de nuestra diplomacia a través de la correspondencia enviada por el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Eulogio D. Medina a su similar de la República del Perú, Manuel Irigoyen. La citada correspondencia fue fechada el 31 de marzo de 1879 y fue redactado en La Paz, posteriormente fue publicada por la Cancillería Peruana en la memoria institucional de la época, quizá es la primera nota oficial que describe la posición de la diplomacia Boliviana.
Es interesante señalar, que en la nota desde un inicio subraya, de que Chile: “ocupó a mano armada la parte del litoral boliviano…haciendo presa de las importantes poblaciones de Antofagasta, Mejillones y Caracoles, tres fuentes de riqueza por sus productos naturales de salitres, huano, metales de plata y de cobre y otras muchas sustancias”. Además, resalta que: “aquel acto atentatorio y altamente depresivo de la soberanía e independencia de Bolivia, de su derecho y dignidad ha sido reagravado…con la ocupación de los puertos de Cobija y Tocopilla, que se ha verificado en los días 21 y 22 de marzo (de 1879, J. P.)”.
Para precisar la situación, el diplomático boliviano señala sobre la invasión: “lo encubierto del pensamiento lento y tranquilamente preconcebido, desde tiempo atrás, son circunstancias que afectan la honorabilidad del gobierno de Chile y que dan su verdadero carácter y colorido al crimen consumado contra Bolivia y contra el derecho público de las naciones”.
En un esfuerzo de síntesis valioso el diplomático boliviano, repasó a través de su ágil pluma, la titularidad de Bolivia: “que bajo el nombre de el Alto Perú, fue la sección americana, que luchó por mas largo tiempo para conquistar su emancipación, proclamó su independencia y autono-mía en 1825, bajo los límites de las anti- guas provincias, que debían constituir la… fue en 1842, con motivo de los descu-brimientos de huano de Mejillones, que Chile mani-festó sus prime-ras e infun-dadas pretensiones al territorio com-prendido entre los para-lelos 23 y 24 de latitud austral”. También describe sobre las gestiones diplomáticas enviadas a Santiago por Bolivia, para solu-cionar el problema limítrofe: “los trabajos é instancias de seis distintas legaciones constituidas en diferentes épocas, no fue-ron bastantes para sacar á aquel gobierno del medio calculado de aplazamiento y moratorias…consecuencia natural y preci-sa de semejante conducta, ha sido el siste-ma chileno de ocupar á mano armada ad perpetuam, en la ocasión mas favorable el territorio codiciado”.
Evidentemente la nación de Chile utilizó como pretexto la Ley boliviana dictada el 14 de febrero de 1878, para invadir. Esta Ley imponía el pago de 10 centavos sobre el quintal de salitre exportado por una so-ciedad anónima, denominada “Compañía Anónima de salitres y de ferrocarril de Antofagasta”, empresa a la cual el gobier-no de Bolivia había concedido la explota-ción de un vasto terreno salitrero. Es nece-sario mencionar, que la medida tomada por el gobierno boliviano, fue una cuestión to-talmente privada, que no vulneraba los derechos de Chile, ni afectaba su política internacional. Por otro lado, la compañía alego nacionalidad chilena y residencia en Valparaíso.
Sin embargo, el diplomático boliviano también señaló que el representante chileno en Bolivia, el Sr. Videla, Encargado de Negocios a. i., distrajo la atención del entonces gobierno de nuestro país, con el discurso de mediar entre ambos países el conflicto por intermedio de amistosas negociaciones diplomáticas. Sin duda, la agresión de Chile en pleno estado de paz, sin previa declaración de guerra y pendientes las negociones ofrecidas tomaron completamente desprevenido a Bolivia.
En términos diplomáticos sobre la inva-sión al litoral boliviano, el canciller Medina, menciona: “ha sido juzgado ya por la opinión pública de América, como un acto atentatorio e injustificable” y que la nación de Chile, “ha alegado razón justificativa ninguna, que autorice la guerra ofensiva que ha promovido a Bolivia”.
De esta manera, mediante esta nota, presentamos segmentos de un documento que demuestra el punto de vista de la diplomacia boliviana, sobre la dolorosa invasión chilena al puerto boliviano de Antofagasta.
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