¿Comemos más y mejor en Bolivia?

Una Ministra del ramo hace algunos días dijo: “los bolivianos comemos más y mejor”. Esta declaración levantó polvareda, muchos dirigentes sindicales del país le respondieron que esta afirmación era una falacia. Si bien el Estado tiene la obligación de proveer de buena y saludable alimentación al pueblo para “Vivir bien”, no se cumple y la ración de hambre provoca desnutrición crónica y anemia en las familias.

Debido a varios factores, la alimentación en Bolivia es pobre, inadecuada, peor aun cuando las torrenciales lluvias causan estragos, desastres, provocando inundaciones, derrumbes, desborde de ríos. La fuerza del agua destruye sembradíos y cultivos, mata ganado vacuno, lanar, aves de corral y hoy más de 40 mil familias han quedado en la miseria.

En los mercados de abasto, las vendedoras elevan los precios de legumbres, hortalizas y frutas, provocando el grito al cielo de las amas de casa. Bolivia compra harina y trigo de EEUU y Argentina. Papa, cebolla, camote, oca llegan del Perú; manzanas, uvas, papayas, paltas, peras, duraznos de Chile, ante el abandono que hacen los campesinos de sus tierras agrícolas para trasladarse a las ciudades. Los Yungas antes de 2006 eran regiones frutícolas, hoy se han convertido en sembradíos de la hoja de coca, que es más rentable que los cítricos. La población se siente afectada por precios de la canasta familiar que suben a diario.

Los padres disponen apenas del 24% de su sueldo para la alimentación de sus familiares, vivienda, servicios básicos y transporte, por tanto tienen cada día menos dinero para enfrentar gastos del hogar. La marraqueta, pan de batalla del pueblo, ha disminuido de peso, y se la raciona en los hogares. El trabajo de 900 mil menores es obligatorio para ayudar a sus padres a conseguir comida. El 14,4% vive con un dólar al día. Hay todo para comprar, pero falta dinero y la contracción del circulante se deja sentir a diario, empeora si no se tiene trabajo.

Se conoce que más de 500 empresas no han podido otorgar el aguinaldo de diciembre. Se viene el segundo para fines de febrero y existe incertidumbre. La población dice que este segundo aguinaldo es electoralista, para congraciarse con los empleados del Estado, especialmente de los de arriba y de los de abajo. Es discriminador el segundo aguinaldo porque no se lo otorga a todos y es excluyente porque no lo recibe la mayoría de la población que desea comer mejor. El despido de trabajadores es lastimoso por la quiebra de algunas firmas industriales, comerciales, medianas y microempresas; al cerrar sus puertas, son echados a la calle, irán a formar fila en el regimiento de desocupados.

Los gremiales rechazan el incremento al régimen impositivo. La invasión de ropa usada está matando a la industria nacional. El Servicio Nacional de Impuestos (SIN) presiona sin contemplaciones en la fiscalización a pequeños negocios, ordenando el cierre definitivo de locales que no dan factura. Este proceder es inconstitucional. Las personas de poco capital quieren ganar algo para llevar el pan a sus hogares, donde se come una sola vez y se duerme con hambre. Alguien dijo al respecto: “Los empresarios hicieron una proeza, pues se ajustaron el cinturón mientras se bajaban los pantalones”.