El neocolonialismo y el hierro del Mutún

La información oficial hace conocer, en toda su extensión y contenido, que una empresa española nominada Warranty Euro Group, concesionaria del cerro Mutún, exportará 150.000 toneladas de hierro en bruto a China. Las barcazas partirán de Puerto Quijarro, llegarán a puerto Ibicuy en la provincia Entre Ríos, Argentina, y de allí partirán hacia el Polo sur, darán la vuelta por el Estrecho de Magallanes, cruzarán el océano Pacífico y desembarcarán su carga en un puerto de la potencia asiática.

La noticia tiene una simple apariencia de inocencia. Es más, parecería que será de beneficio para el país, y en cinco años producirá importante cantidad de dólares. Con posterioridad a esa exportación, dicha empresa española proyecta invertir 22.000 millones de dólares en cinco años y planea construir un ferrocarril, una termoeléctrica para instalar una planta siderúrgica y un puerto. La seguridad de ese emprendimiento se basa en que China tiene asegurada la compra de hierro en vista de su creciente desarrollo.

Sin embargo, pese a esas supuestas ventajas, magnificando las optimistas ofertas, el Presidente de la Empresa Siderúrgica del Mutún agregó que la exportación de esa cantidad de hierro está garantizada, pues se cuenta con puertos, buques, barcazas y otras condiciones técnicas, de tal forma que la operación exportadora empezará a producirse a partir de fines de febrero. Ampliando la información, se hizo conocer que se había firmado un acuerdo entre el Gobierno y la mencionada firma española.

La información no produce sorpresa, pues el tema de la explotación de hierro en Mutún es de vieja data y se habla de ella desde hace más de 70 años, sin que finalmente se produzca algún resultado objetivo y, más bien, se registren sucesivos fracasos, como el reciente con la firma Jindal Steel, que después de firmar un contrato en condiciones oscuras y hacer ofrecimientos poco menos que paradisíacos, terminó retirándose del país, dejando al Gobierno boliviano con un palmo de narices.

Pero, en realidad, el nuevo proyecto de explotación del Mutún no sólo tiene un objetivo económico, sino también político. En efecto, el hecho de que Bolivia ahora exporte materia prima en bruto y sin el menor agregado para una potencia capitalista como es China, se traduce en que nuestro país vuelve a caer, con agravantes, en el sistema de dependencia colonial, ya que se lo realiza en medio de críticas y la “lucha” contra el colonialismo.

La nueva concesión de Mutún (no muy clara todavía), esta vez a una empresa española, tiene otro agravante. Efectivamente, en caso de que instale una planta siderúrgica, no utilizará gas ni carbón importado, sino funcionará sobre la base de carbón vegetal de producción de los campos situados alrededor del yacimiento de hierro, sea con la explotación de los bosques de las provincias cruceñas aledañas a la siderúrgica. Esa información fue proporcionada por el presidente de la Empresa Siderúrgica del Mutún, J. Alberto Padilla, quien sostuvo que comenzaron las acciones para la “socialización”, entre las poblaciones de las provincias Busch y el Chaco, para la producción vegetal que servirá para el uso de los hornos que serán implementados en el nuevo complejo siderúrgico.

La explotación del Mutún bajo esas condiciones determinará (contra lo que ofreció el equipo de Gobierno actual) dos aspectos: harán de nuevo de Bolivia una colonia exportadora de materias primas (como ocurre con otras muchas) y en forma paralela, la destrucción de millones de hectáreas de plantaciones de árboles y arbustos, por pequeños agricultores para producir carbón vegetal en cientos de hornos rústicos y precarios y repetir, a la par, el ejemplo que dejó la compañía brasileña EBX, vale decir repetir con agravantes el error de que se acusó a esa empresa, de operar en forma ilegal y afectar el medio ambiente. El neocolonialismo está en marcha.