“La Guerra del Chaco tras las trincheras”

Con el título de este artículo se ha publicado y puesto en circulación un novedoso libro acerca de aspectos de la Guerra del Chaco (1932-1935), escrito por el historiador y periodista Luis Antezana Ergueta y auspiciado por la Academia Boliviana de Historia Militar.

Esta obra carecería de interés si no hiciera referencia a hechos históricos ocurridos durante ese conflicto bélico, a lo que ocurría “tras las trincheras”, es decir lo que se producía en la sede del Gobierno, más propiamente la vida política en el país durante esos tres difíciles años de la historia boliviana.

Una glosa sintética del libro permite señalar, en primer lugar, que hace revelaciones históricas de enorme significación y que muestra el trasfondo de los acontecimientos que ocurrían por entonces en el gobierno del presidente Daniel Salamanca. En ese sentido, en primer lugar muestra los notables antecedentes del conflicto, desde los tiempos del coloniaje y señala que por entonces el territorio chaqueño “era tierra de nadie”. Así mismo, confirma que las relaciones entre Bolivia y Paraguay fueron siempre cordiales, sin que se perfile algún disturbio en esa amistad.

El libro se refiere enseguida a los antecedentes de la guerra de 1932-1935 y con datos históricos afirma que si bien entre los dos países existían problemas limítrofes, estaban en vías de solución por vía diplomática, pero una potencia extranjera (Chile) influyó en las relaciones entre los dos países y los precipitó a una “guerra estúpida”, de la cual la única ganadora fue la diplomacia mapochina.

Uno de los aspectos más notables del libro “La Guerra del Chaco tras las trincheras”, de este conocido escritor, es que Paraguay realizó una represalia en Laguna Pitiantuta (Chuquisaca) y en vez de esperar un arbitraje internacional, el presidente Salamanca procedió a realizar una “contra represalia”, lo cual provocó la conflagración.

Pero otro dato importante revela que al dictar la contra represalia, el presidente Salamanca ordenó que únicamente se produjese la toma de los fortines paraguayos Corrales y Toledo, lo que podía poner fin al impasse, pero que el coronel Francisco Peña, de manera individual y al margen de toda decisión del Gobierno, tomó por su cuenta y riesgo el fortín Boquerón, sitio de mucha importancia para Asunción. Tal acción arbitraria precipitó el enfrentamiento armado que duró tres años y produjo miles de muertos en ambos lados.

Este libro comprende, además, aspectos de la vida política boliviana durante el año 1932, en particular los conflictos políticos en la sede de Gobierno, la lucha por el poder entre liberales y republicanos, las crisis de gabinete, los errores tácticos del Gobierno central y aspectos de las personalidades del presidente Salamanca, sus ministros y los jefes militares.

La importancia de este libro radica en que no hace referencia a la guerra misma que se desarrolló en el territorio chaqueño, sino más bien a la política que se practicó en esas circunstancias y las actitudes erróneas que determinaron que desde tiempo atrás, “Bolivia se preparó para la derrota”, ya que inclusive Salamanca precipitó la guerra “sin que Bolivia tenga ejército”.

La edición de este libro por la Academia Boliviana de Historia Militar enriquece en forma destacada la literatura sobre la guerra boliviano-paraguaya y una nota del texto ofrece estudiar otros numerosos acontecimientos que ocurrieron en esos años en el país, como ser los levantamientos indígenas, los golpes de Estado, la crisis financiera, las personalidades del general Hans Kundt, Daniel Salamanca y Bautista Saavedra, el espionaje y otros, datos que serán publicados en el curso del presente año, en tomos con revelaciones para comprender diversos aspectos políticos y sociológicos de esa “guerra estúpida”.