El hecho de que la institucionalidad en el país no siempre tenga la vigencia y fuerza que dispone la Constitución Política del Estado, da lugar a leyes que tienen vigencia, pero que no se cumplen en la práctica. Este es un comentario general, especialmente de entendidos, porque siempre se busca el estudio o aprobación de disposiciones que consignen temas no sólo referidos al campo económico sino social.
Innegablemente, es el Poder Judicial el que debería empeñarse en establecer clara y terminantemente qué disposiciones legales están en vigencia y sobre qué aspectos. Por supuesto, el Poder Legislativo, mediante sus comisiones, debería realizar un examen pormenorizado de disposiciones que tienen vigencia en el país, examinarlas y ver, con el cuidado preciso, qué cambios o modificaciones precisarían conforme al paso del tiempo porque, evidentemente, podría haber leyes que ya estarían obsoletas porque en su momento sirvieron y que hoy no tendrían razón de seguir conformando los códigos.
Hay que convenir, sin embargo, en que las leyes nunca están por demás y su vigencia puede ser permanente, así hayan sido dictadas ocasionalmente y por razones muy concretas y para el tiempo apropiado, porque las leyes, por malas o contraproducentes que parezcan, siempre han sido estudiadas, aprobadas y puestas en vigencia con criterios sanos, conciencia de lo que se hacía y cubrían urgencias del país.
Lo más importante es que la institucionalidad en todo sentido sea cumplida y respetada; que las leyes tengan efectiva vigencia, equidad y ecuanimidad. Habrá leyes, especialmente en lo penal, que no se acomodan a las urgencias que demandan estos tiempos, inclusive por el tipo de delitos que son cometidos; pero, en general, toda ley, por obsoleta que se crea que está, es buena por los principios que contiene.
Es necesario tener conciencia de que la Constitución Política del Estado, pese a los muchos yerros que pudiese tener, es la Ley de Leyes y, como tal, es la Carta Magna o raíz de todas las leyes que rigen en el país; consecuentemente, lo importante es que se cumpla con todo lo que señala y, partiendo de ahí, que sean respetadas y cumplidas todas las leyes y en ello tienen que empeñarse no sólo las autoridades sino las instituciones de toda laya y el pueblo en general.
La ley tiene vigencia cuando se la toma en cuenta o se hace conciencia de ella y se obra conforme a sus postulados o disposiciones; lo contrario es vulnerarla y violarla en detrimento de todo el sistema legal. Lo cierto es que la violación a la ley puede influir en el cometido de delitos que también violenten o lastimen el contenido de otras leyes. Es urgente que las reglas de vida que significan las leyes sean seguidas, cumplidas y respetadas; de otro modo, se anarquiza la vida de la población y se da paso impune a la delincuencia que, en toda forma, es contraria a la Constitución y las leyes.
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