No todo es política, hay cosas más importantes

Digamos que desde siempre nuestra población mantiene patente el convencimiento de que en el país “más se ocupan de la política o politiquería, que de otras cosas”. Aunque la afirmación no es del todo exacta, llega a tener cierto asidero para pesar generalizado, según se comenta, ante todo lo que se ha venido y viene registrando en nuestra historia patria. Sin embargo puedo afirmar que no sólo de política vive el boliviano, así como “no sólo de pan vive el hombre”. Y a pesar de que se ha dilucidado hace bastante tiempo que “el hombre no deja de ser un “animal político”, no es menos cierto que en nuestro medio la política “partidaria” sí es resistida y hasta repudiada con expresiones como “yo no vivo de la política; a mí no me dan de comer los políticos o politiqueros”, etc., hecho que no se aplica, claro está, a mucha gente incrustada en cargos de dirigencia de diversa índole, obviamente para lucrar.

Como fuere, lo evidente es que no todo debe ser ocuparse de la política, ya que existen otras cosas mucho más importantes para los ciudadanos. Entre ellas el cultivarse más cada día, atender asuntos descuidados con la finalidad de lograr el bienestar familiar, involucrarse más en las actividades y logros de los hijos, y tantas cosas que de una manera u otra vamos dejando rezagadas por la supuesta “falta de tiempo” a la que estamos sometidos.

Y hablando de aspectos significativos, digamos que uno de ellos es la lectura, porque sólo a través de ella podemos darnos por enterados de muchas cosas que vienen aconteciendo en nuestro mundo actual. En tal sentido, me llamó la atención la afirmación relativa a que “la Real Academia de la Lengua Española le hace mucho daño a nuestra lengua, tiene una visión demasiado etnocéntrica en relación con las antiguas colonias, da la impresión de que no está dispuesta a aceptar las diferentes maneras de hablar español en América”, según afirmó en una entrevista en el diario “La Jornada”, de la capital azteca, el pasado mes de enero, el lexicógrafo y lingüista Luis Fernando Lara, coordinador durante 40 años del Diccionario del español de México. Además aseguró que “nuestro español-mexicano es de un país libre, en donde las palabras han adquirido un significado que varía con respecto a los españoles… ¿por qué hemos de renunciar a eso si nuestra manera de hablar tiene una raigambre histórica?”. Habrá que aguardar qué dice la RAE, sobre el particular.

Por otra parte, rechazó las críticas a Internet por supuestamente “corromper” el lenguaje, lo cual es falso en su criterio. “El lenguaje que se utiliza en los chats -enfatizó- sólo es otra taquigrafía. A la lengua nada le pasa, al contrario, en los blogs y redes sociales el fenómeno muy interesante es que está dando una plena libertad para expresarse a la gente y eso es muy importante, porque la lengua no se cultiva si no se la usa”. No deja de ser cierta su aseveración, porque a su turno hace décadas, cada uno, particularmente los periodistas y secretarias sobre todo, se puede decir que tenían, hacían uso inclusive de su “propia” taquigrafía que, obviamente, no generaba ningún mal al idioma. El entrevistado, al respecto, también refutó que el español se esté deteriorando, puntualizando que “esas son tonterías, claro que hay palabras que caen en desuso, como los objetos mismos, digamos daguerrotipo, que estaba condenada porque ya desapareció esa técnica, ahora hay fotografía”.

También habló durante la entrevista sobre las expresiones de machismo en el idioma. Debemos ser cuidadosos -sostiene- no caer en las exageraciones de ciertos grupos feministas, pero a la vez reconocer la necesidad de darle su verdadero lugar a las mujeres… nada impide que digamos doctora, arquitecta, médica, pero en cambio, estar diciendo “ciudadanos y ciudadanas”, “niños y niñas”, es muy aburrido y no hace falta. Vaya uno a saber ahora si algunos autores del denominado “lenguaje sexista” elevarán o no su grito al cielo.

Entre otras cosas es menester destacar que quizá muchos no saben que todos los países vecinos nos quitaron partes importantes de territorio y en qué proporción, porque de forma recurrente siempre se nos habló mucho más del despojo de nuestra costa marítima. En una entrevista concedida a El País, diario global español, a fines del mes anterior, que virtualmente pasó casi desapercibida en nuestro medio, el ex presidente chileno Ricardo lagos, ante la pregunta de: “Chile se enfrenta con Bolivia por su demanda a una salida al mar con soberanía sobre las aguas. ¿En qué situación se encuentra este proceso?”, respondió: “Es un pleito muy antiguo. Es muy importante recordar que antes del tratado de paz de 1904, Bolivia era el doble de grande de lo que es ahora. El 11% lo tiene Chile y el 89% restante corresponde hoy a Paraguay, Perú, Argentina, y Brasil. En aquel tratado, sin embargo, se estableció que Bolivia tendría derecho al uso de cualquier puerto chileno sin coste alguno. Además Chile, en varias ocasiones, ofreció una franja de territorio de 10 kilómetros a Bolivia. Nunca soberanía en el mar, eso no. El problema es que para que Bolivia los pueda aceptar, hay que pedir permiso a Perú”.

Huelgan comentarios por cierto. Lo único cierto es que leer de tanto en tanto, siempre nos servirá para interiorizarnos de muchos aspectos que desconocemos, puede ser, por la “ajetreada” vida que llevamos.