Entre cartas, poemas y cuentos
Por Octavio Campero Echazú
mancaya, amancayita
–lámpara de la alborada–,
en tu cáliz una estrella
se ha quedado rezagada.
Ya en los ojos de los bueyes
–pozos de paz de la casa–,
amancaya, amancayita,
despierta la madrugada,
y la vida en los corrales
ordeña leche de vaca.
Amancaya, amancayita
–primera copla del alba–,
no hay mocita que no lleve
tu perfume en la garganta,
cuando te cuelga en su oreja
por confidente del alma.
Amancaya, amancayita
–frescura de la mañana–,
cántaro al hombro, las mozas
se van al río por agua,
y en el aire flota un limpio
olor de ropa lavada.
Amancaya, amancayita
–urna de esencias chapacas–,
¡bendita sea la tierra
que te nutre con su savia!
Octavio Campero E. Nació en 1898 en Tarija, es la expresión del romancero chapaco, de su fecunda labor literaria se mencionan “Amancaya”, “Voces”, “Poemas”, “Al borde de la sombra”. Sus obras infunden un cálido y emotivo matiz, típicamente folclórico. Falleció en la misma ciudad en 1970.
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