Las intermitencias en la música: Sergio Antezana vuelve al rock

Las intermitencias de la muerte, obra escrita por el célebre premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, nos cuenta la historia de un país desconocido, donde a partir del 1 de enero de un indeterminado año la gente simplemente “deja de morir”.

Pasa de todo. Hay conflictos sociales, políticos y económicos. Los ancianos y enfermos terminales colman los asilos y centros hospitalarios; incluso, la misma Iglesia Católica es puesta en crisis. Muy posteriormente, la muerte emerge como una mujer, anuncia a los medios de comunicación que ha finalizado “su experimento” y que todos volverán a morir, como era costumbre. Sin embargo, luego de un tiempo, ella se enamora profundamente de un violonchelista, y, nuevamente las personas, simplemente, “dejan de morir”.

Cito esta brillante novela para establecer un espacio enmarcado de comparación y apuntalar sobre el disco denominado “AntezanA” del cantautor Sergio Antezana.

El músico, que comenzó desde muy joven junto a su banda de rock haciendo tributos a Queen, Led Zeppelin, Nirvana o Pearl Jam, pasó “de forma inadvertida”, como declaró él mismo, desde este género hacia la denominada música de cantautor.

Y en esta etapa, “pasa de todo”. Graba tres discos como solista y es destacado por sus composiciones en el ámbito musical.

Con el “power” que una banda de músicos de apoyo permite encender, “AntezanA”, que consta de 11 canciones y, además, dos de ellas están en inglés, es un disco de rock alternativo.

El desconocido y adolescente Sergio, que hacía tributos a consagrados rockeros, se inclinó “sin querer”, por “experimentar” hacia la música de cantautor, y volvió también “sin querer” al rock. (Como él mismo publicó en las redes sociales durante el proceso de grabación del álbum: “Me di cuenta que éste iba a ser un disco de rock”).

El magistral (y bello) final abierto de Las intermitencias de la muerte permite al lector imaginar varias opciones de futuro (“prolepsis”, en teoría literaria) luego de la segunda etapa de no-muerte, la “segunda intermitencia” –podríamos decir–, permite adivinar que la gente de ese desconocido país volverá a morir sólo cuando a la muerte se le pase el amor, por ejemplo.

En comparación a la actividad musical de Sergio Antenzana y su segundo retorno al rock, es difícil predecir (pero no imaginar) el futuro que sus melodías y armonías tomarán para los seguidores de este compositor paceño.

“AntezanA” queda vibrando en el tímpano. Es un disco que estará en el recuerdo como un álbum destacado del artista y con seguridad de la historia de los cantautores que se mueven desde la ciudad del Illlimani.