Mario Vargas Llosa y la “utopía cristiana en el oriente boliviano”

Después de su viaje a Bolivia, en visita a la Chiquitania, Mario Vargas Llosa escribió un artículo difundido en “El País” de España: “Chiquitos y la música”. Opinión autorizada que reconoce y admira esta maravilla del Siglo Dieciocho, cuyos vestigios aún sobreviven y que, como en este caso, ganan aliento, por la visión y palabra del Premio Nobel de Literatura.

El ilustre visitante maravillado relata que, pese al tiempo transcurrido, subsisten las enseñanzas de aquellos valientes sacerdotes, en las actuales generaciones descendientes de las tribus y grupos humanos catequizados por la Orden Jesuita.

El periplo de Mario Vargas Llosa favorece y revaloriza, sin lugar a dudas, el interés por los pueblos chiquitanos, pues: “Las iglesias bellas, sencillas y elegantes no son museos, testimonios de un pasado escindido para siempre del presente, sino pruebas palpables de que, en Chiquitania, aquella antigua historia sigue vivificando el presente”.

También destaca en su artículo “Las misiones jesuíticas de Moxos y Chiquitos. Una utopía cristiana en el Oriente boliviano”, obra nacional escrita en 1994 y reeditada el año 2003 por Mariano Baptista Gumucio.

Vargas Llosa, afirma que: “Hay una abundante bibliografía sobre las misiones jesuíticas en Bolivia, donde, parece evidente, el esfuerzo misionero fue mucho más hondo y duradero que en el Paraguay o Brasil. Para comprobarlo nada mejor que el libro de Mariano Baptista Gumucio, Las misiones jesuíticas de Moxos y Chiquitos. Una utopía cristiana en el Oriente boliviano. Es un resumen bien documentado y mejor escrito de esta extraordinaria aventura: cómo, en un rincón de Sudamérica, el encuentro entre los europeos y habitantes prehispánicos, en vez de caracterizarse por la violencia y la crueldad, sirvió para atenuar las duras servidumbres de que estaba hecha allí la vida, para humanizarla y dotar a la cultura más débil de ideas, formas, técnicas, creencias, que la robustecieron a la vez que modernizaron”.

Prosigue el Premio Nobel de Literatura: “Baptista Gumucio no es ingenuo y señala con claridad los aspectos discutibles e intolerables del régimen que los jesuitas impusieron en las reducciones donde la vida cotidiana transcurría dentro de un sistema rígido, en el que el indígena era tratado como menor de edad. Pero señala, con mucha razón, que ese sistema, comparado con el que reinaba en los Andes, donde los indios morían como moscas en las minas, o en Brasil, donde los indígenas raptados por los bandeirantes eran vendidos como esclavos, era infinitamente menos injusto y al menos permitía la supervivencia de los individuos y de sus culturas”.

El recorrido de Vargas Llosa constituye un evento que, desde cualquier punto de vista, apoya la difusión y conocimiento de la Chiquitania, como patrimonio vivo de las mencionadas “utopías”.

En cuanto al libro Las misiones jesuíticas de Moxos y Chiquitos. Una utopía cristiana en el Oriente boliviano, debería merecer la atención del Ministerio de Educación y de las gobernaciones del oriente boliviano. En sus páginas fluye lo chiquitano y en sus grabados late la vida de aquella increíble epopeya.

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