Son innegables los efectos negativos de las lluvias y el retroceso del flujo de los ríos que normalmente escurrían por el área de salida hacia territorio del Brasil, los que actualmente son impedidos por el nivel alto del río Madeira, donde funcionan las presas hidroeléctricas brasileñas Jiraú y San Antonio, que han convertido al departamento del Beni y gran parte del Oriente boliviano en una llanura cubierta de agua, dejando a miles de habitantes sin viviendas y muchos de ellos aislados y rodeados de agua.
Con respeto a su investidura, es extraño que el presidente Morales se resista a declarar al departamento del Beni “zona de desastre”, anteponiendo la política a los intereses nacionales.
Con la puesta en marcha de la presa hidroeléctrica de Jiraú y San Antonio, empieza el retroceso de aguas del río Madera que nace en Bolivia; correría aguas arriba juntamente con sus afluentes inundando vastas regiones del Beni y gran parte de las provincias de Santa Cruz y Cochabamba.
También es increíble que conociendo las declaraciones del entonces presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, el primer mandatario Morales no haya sido advertido sobre los daños económicos y sociales que el Brasil causaría en el Oriente boliviano con la construcción de las presas hidroeléctricas a lo largo del río Madeira, cuyos objetivos geopolíticos y económicos estarían dirigidos a la expansión territorial y potenciamiento energético propuesto por el presidente brasileño. Lula durante su campaña electoral promovió la construcción de las presas brasileñas Jiraú y San Antonio a lo largo del río Madeira, sin que el Gobierno y la Cancillería de nuestro país oficialmente reclamen al Gobierno del Brasil por el uso y aprovechamiento unilateral del río Madera, clasificado como río internacional de curso sucesivo y que en un tramo sirve de límite entre Bolivia y el Brasil (Proyecto del río Madera Brasil 29/10/2005); “Inventario PCE Furnas, Odebrech (2002)”.
Por otro lado, la señora Dilma Rousseff, cuando formaba parte del gobierno del ex presidente Lula, manifestó que “La integración energética con Bolivia es estratégica y tiene el objetivo de formar un inmenso mercado de Brasil con la Argentina y Chile”.
Parece oportuno y conveniente que el Gobierno boliviano denuncie ante organismos internacionales que las presas hidráulicas de Jiraú y San Antonio son causantes de las inundaciones, dejando bajo agua viviendas y propiedades de más de 40.000 familias, incluyendo bosques con árboles maderables, flora y fauna salvaje.
Para ampliar la información indicada, es preciso complementarla con artículos de prensa, que venían alertando al presidente Morales, a sus ministros y asesores, sobre problemas económicos, cambios en el ciclo hidrológico originados por lluvias torrenciales e inundaciones.
Entre éstos, podemos citar el artículo de prensa: “La Niña y las presas brasileñas inundan el Oriente”, en el que se indica que los desastres humanos y económicos en el Oriente boliviano no solamente se deben al fenómeno de la “Niña”, sino, también, a las presas hidroeléctricas San Antonio y Jiraú, construidas sobre el río Madeira, utilizando aguas bolivianas en forma unilateral, contraviniendo normas y leyes internacionales que determinan el uso y aprovechamiento equitativo entre dos Estados que cuentan con ríos de curso sucesivo, como es el caso del río boliviano Madera que pasando la frontera, en el Brasil se denomina Madeira (EL DIARIO, 24/2/2012).
El Ing. Antonio Bazoberry Quiroga ha escrito los libros El Mito del Silala; Canal Fluvial nuevo Puerto Suárez y es autor del Proyecto corredor fluvial boliviano “Mutún-Atlántico”. anbazqui@entelnet.bo
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