La noticia de perfil
Hace dos días, cuando mi pariente espiritual me ponía al tanto de lo que sucedía en nuestro país y el mundo, suspendió su lectura de los periódicos al escuchar a través de la radio la voz de nuestro Presidente vitalicio, quien se dirigía a sus partidarios de Yungas del Chapare en el trópico cochabambino, manifestándome la cholita: “es la voz del Evo a sus partidarios, pero les está hablando de la insurrección en Venezuela y del deber que tenemos los bolivianos de defender al régimen del señor Maduro de una insurrección dirigida por el imperialismo norteamericano...”.
Yo que estaba más preocupado por organizar nuestro viaje a la ciudad de Oruro y otras con motivo de las carnestolendas, dije a mi comadre Macacha: que ni ella ni yo habíamos perdido nada en ese amado y desdichado país para cambiar de ruta y que en Bolivia enfrentamos a muchos y graves problemas para estar preocupándonos de asuntos ajenos.
Sin embargo, la juiciosa cholita me dijo que la situación de Venezuela es muy preocupante para los bolivianos porque desde hace muchos años nuestro Gobierno tiene mucho que ver con el régimen instaurado por el comandante Hugo Chávez, con el cual Evo Morales y los suyos anduvieron siempre de ñañas y que lo que pudiera suceder en Venezuela repercutiría indefectiblemente en Bolivia.
Para darle manija a la cochabambina me hice el desentendido y le pregunté si las graderías destinadas a los espectadores del carnaval de Oruro dispondrían de bacinicas para el público, pues el espectáculo carnavalesco dura muchísimas horas, respondiéndome Macacha que no lo sabía ni le importaba porque ahora su mente se hallaba preocupada por la marcha de los acontecimientos políticos y sociales en varias ciudades venezolanas.
Para alentarla en sus manifestaciones verbales acerca de un asunto tan importante para los bolivianos, yo persistí en mis argumentos acerca de las carnestolendas, preguntando a la cholita si eran lo mismo las carnestolendas que “tos lendas carnes” (como diría el actual Presidente del Senado), pero la juiciosa cholita intelectual persistió en su preocupación por lo que sucede en varias ciudades venezolanas, rescatando así las palabras de nuestro Presidente vitalicio dichas a sus partidarios del trópico cochabambino, de las cuales podría desprenderse la defensa del actual Gobierno venezolano por sus aliados de Celac y de Unasur, lo cual mereció el pronunciamiento categórico de mi comadre, que me dijo muy seria: “Evito estaría loco si alguna vez intentara llevarme como combatiente a Venezuela con el falso argumento de que ese país está siendo atacado por el Imperialismo norteamericano”.
Dirigiéndose a mí, su mejor compadre y su cliente más honrado, dijo: “Una cosa es Quillacollo y otra cosa muy diferente es Venezuela”.
Yo le respondí: “¡Viva Quillacollo!”.
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