Mantenernos prestos, firmes y unidos

Cuando la demanda marítima boliviana ingresa, en conformidad con la determinación que asumieron los magistrados de la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, en la fase de presentación de memorias, o argumentos históricos, se escuchó voces disímiles en el país vecino, inmerso en shock, luego de que aquella instancia diera a conocer un fallo que favoreció a la República del Perú.

El excandidato progresista chileno Marco Enríquez Ominami, por ejemplo, se mostró partidario, en su reciente visita a la ciudad de La Paz, de la agenda gas por mar. “Es posible pensar en soluciones para el enclaustramiento boliviano, como sucedió en 1975 con el abrazo de Charaña o el intercambio de energía para abastecer al norte chileno”, dijo (EL DIARIO, 5/2/2014).

El líder del Partido Progresista de Chile vino a proponer, por lo visto, el canje de gas por una salida boliviana al mar sin soberanía. Es una tesis que no armoniza con el propósito nacional que exige la restitución del Litoral que fue legítimamente de Bolivia hasta 1879, nefasto año en el que Chile, en connivencia con el poder económico inglés, se apoderó indebidamente de dicho jirón patrio, valiéndose de una salvaje invasión. Y no faltan quienes sostienen que no habría que perder la oportunidad. Allá ellos.

En consecuencia aceptar tal insinuación significaría no sólo negociar sino lastimar el sentimiento patriótico de nuestros conciudadanos, del oriente y occidente, quienes cifran ahora sus esperanzas en la CIJ, que dirimirá, tarde o temprano, el centenario conflicto que distancia a dos países vecinos.

Asimismo Juan Gabriel Valdés, ex canciller de la República de Chile, hizo hincapié en la necesidad de retomar el diálogo, a fin de abordar el tema marítimo. “Ahora, con Bolivia, pienso que hay que volver a restablecer un diálogo fructífero. En este cuadro, naturalmente nosotros deberíamos examinar si el Gobierno de Bolivia está dispuesto, a su vez, a la posibilidad de revisar el planteamiento que hizo ante La Haya”, aseguró (EL DIARIO, 4/2/2014).

La demanda boliviana es una piedra en el zapato del país vecino, pues piensa que correrá la misma suerte que con la República del Perú. Pero retomar el diálogo, así llanamente, sería volver a transitar por el diálogo dilatorio, distraccionista e infructífero, que siempre frustró las expectativas bolivianas de retorno al mar. Un diálogo que sólo sirvió para confundir a la opinión pública y burlarse, en particular, de quienes buscaban justicia con la restitución de la soberanía en el océano Pacífico. Por todo lo anotado creemos que no será posible revisar el planteamiento que hizo Bolivia ante La Haya, en abril de 2013.

En suma: los bolivianos no debemos caer nuevamente en la celada chilena, sino mantenernos prestos, firmes y unidos, para dar los pasos más decisivos, con el propósito de recuperar lo que fue nuestro hasta 1879, sin vacilar ni claudicar.