La magia y el encanto del lago Titicaca, sagrado por la religiosidad de su gente, las enigmáticas ruinas pétreas de Tiwanaku, los valles de Sorata, Palca, Zongo y la exótica región de los Yungas y parte de la Amazonía son los lugares turísticos más atractivos que posee el departamento de La Paz.
La Isla del Sol alberga un santuario erigido para el culto al dios Inti (Sol), donde los anti-guos habitantes de las riberas del lago Titicaca ofrecían en solemnes ceremonias ofrendas y saumerios al astro rey. También posibilita al visitante caminatas por una ruta prehispánica entre las comunidades de Challa, Challapampa y Yumani.
La importancia como sitio arqueológico se traslada hasta épocas del preincario destacando el templo de Pilko-Kaina, edificación que se halla orientada hacia el nevado Illampu, mues-tra clara de su relación con el culto ancestral hacia los Apus sagrados, el culto a los achachilas o ancianos representado por los altos nevados. Copacabana centro religioso de la fe católica, allí se alza majestuoso el más grande santuario de la Virgen María.
La arquitectura de las viviendas antiguas constituye una interesante expresión de la cultura de la zona. Los muros de las casas rectangulares, con las puertas orientadas hacia la salida del sol, están construidas de piedra o adobe con argamasa de barro dependiendo de la cultura dominante chiripa, Tiwanaku, aymara o inca.
Por otro lado, en la provincia Aroma las imagenes promocionales son la iglesias y los chullperios. Los municipios donde se encuentran estas edificaciones religiosas están en Ayo Ayo, Sica Sica, Calamarca y Umala.
En la reserva de Apolobam-ba la portada turística es la cultura Kallawaya y su magnífica artesanía, como tam-bién la crianza de auquénidos, llamas y vicuñas. Se puede practicar caminatas de largo aliento a las poblacio-nes de Charazani, Curva y Pelechuco, dentro de la provincia de Bautista Saavedra.
Entre las faldas ondeadas de la cordillera Real se encuentran poblaciones bastan-te pintorescas, con casonas de elegantes bal-cones, construidas por los primeros coloniza-dores llegados de España. Con un clima tan benigno que favorece al cultivo de frutales como manzanas, duraznos, uvas y hortaliza en abundancia, la belleza de los paisajes queda grabado en la retina de los visitantes. El murmullo de los ríos serpenteantes que bajan de los altos nevados es una sinfonía de embrujo y una manifiesta expresión de la Madre Natura-leza. Entre estas poblaciones tenemos a Sora-ta, Luribay, Palca y otras, subiendo al altiplano, donde el frío y el viento son los dominantes absolutos se alzan altivas poblaciones aimaras como Pucarani, Guaqui y Laja, lugar histórico, donde por vez primera su fundó la ciudad de La Paz. En la provincia Aroma los religiosos españoles sentaron bases con la construcción de numerosas iglesias y también asombra encon-trar chulperios vestigios de una cultura que consagraba la muerte como un paso hacia la eternidad. Los municipios involucrados son Ayo Ayo, Sica Sica, Calamarca y Umala.
En contraste a este panorama de nevados y humedales, el departamento de La Paz está unido desde tiempos pretéritos por caminos de piedra que parten desde el Cusco hasta el Ecuador, al sur hasta la parte meridional de Chile. Son caminatas de aventura las que se emprenden desde la ciudad de La Paz, Takesi, el Choro por los que se puede llegar a poblaciones como Ya-nacachi, Chulumani, Irupana y Coroico.
Descendiendo aún más llega-mos a la zona amazónica donde los ríos se hacen navegables, allí la pesca es la práctica constante, también encontramos selvas profundas con una fauna y flora exótica única en el mundo. Aquí el destino turístico es el parque Madidi, San Buenaven-tura e Ixiamas.
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