La protección de los animales es también función del Estado

En diferentes ediciones EL DIARIO ha prestado su concurso para apoyar campañas de protección a los animales, propiciadas por instituciones nacionales que demandan respaldo a sus actividades de voluntariado y ha recogido también el clamor popular para que se cumpla esta noble finalidad. A este propósito están dirigidas muchas de sus publicaciones sobre el particular, entre las que se encuentran las de las siguientes fechas: 11/5/2011, 15/5/2011, 21/5/2011, 27/5/2011, 20/6/2011,30/7/2011 y 22/12/2011.

No cabe duda de que legisladoras y legisladores de la Asamblea Legislativa poseen valores espirituales, pero cuando la consigna política se excede en sus exigencias, estos valores son puestos en la congeladora. Sin embargo, por encima del fragor de las contiendas políticas, es fácil percibir con mucha claridad que millones de bolivianas y bolivianos, sin diferencia de raza, clase social y poder económico, en áreas indígena-campesinas y urbanas, también tienen aquellas virtudes y así mantienen en su entorno familiar diversidad de mascotas que son objeto de atención y cariño. Y es admirable cómo estos animalitos responden con igual conducta a quienes tienen el beneficio de criarlos.

Pero, igualmente, hay personas que cultivan la cultura del odio y descargan su furia en ellos, lastimándolos, castigándolos o dejándolos en el abandono, presas de hambre, sed, frío, enfermedades o accidentes. También se ve a gente inescrupulosa que se dedica a multiplicar su reproducción para ventas ilegales y cuando no los pueden comercializar los liquidan cruelmente y esto incluye a especies en extinción que se encuentran en el Altiplano, los valles y los llanos orientales.

Nadie puede desconocer que una mascota adquirida en un puesto de venta o recogida de la calle, se constituye en parte del núcleo familiar. Con su tierna mirada y sus ademanes de gratitud conquistan el afecto de sus amos y hasta logran que personas con duro carácter puedan sensibilizarse. Se constituyen en guardianes personales y de la familia. Aprenden costumbres y actitudes que se les enseña y su probada lealtad, en miles de ejemplos, es su característica más destacada. Es amigo de niños y adultos. Es compañero de la soledad del ser humano. Entonces, por qué no dar algo de sí por parte de nuestros legisladores para dictar normas que protejan a los animales, si ellos forman parte de la comunidad ciudadana?

Punto alto para senadores y diputados que logren sacar de la congeladora la Ley de Protección a los animales, que incluya sanciones penales para los depredadores de su tranquila existencia, como son los organizadores de peleas clandestinas de animales y así satisfacer la demanda de millones de bolivianas y bolivianos.

Punto alto para las instituciones protectoras de los animales por su inclaudicable lucha por el bienestar y seguridad de ellos.

Es oportuno también poner de relieve la ayuda que presta el Servicio Nacional de Bomberos de la Policía Nacional que extiende su auxilio a los animales que se encuentran en peligro de ríos, precipicios y otros obstáculos naturales.

Se hace necesario que las unidades municipales de zoonosis cambien su mentalidad y su conducta despectiva con los animales abandonados que son puestos a su cuidado, pero además que se les dote de recursos humanos capacitados, infraestructura y equipamiento.

Para este fin, cabe rescatar aquellos conmovedores versos del inspirado poeta mexicano Juan de Dios Peza: “Llevan a un pobre al entierro/ A un pobre todo virtud y su solo amigo un perro acompaña el ataúd/ Marcha a la postrer mansión, un rico, avaro y cruel de frac, guante y bastón/ Van mil amigos tras él/ Ni una cruz queda al primero y al otro ponénle allí, flores, palmas y un letrero que dice “rogad por mí”/ A vuelta del tiempo veo las dos tumbas como están/ No hay nadie en el mausoleo y en la fosa sólo el can/ Oh humanidad, que irrisión, Oh verdugo de ti misma/ Lloran al de un mendrugo y olvidan al de un millón/ Con justicia y no te asombres dijo el filósofo Asfas/ Desde que trato a los hombres, a los perros estimo más”.