Pasajes del teleférico

Un sistema de transporte que costará 240 millones de dólares, pero si se le añaden las obras necesarias para las concesiones, unos 300 millones, es un lujo para los paceños.

El monto quizá tenga que ver con la necesidad que tenía el gobierno de recuperar simpatías en La Paz, la ciudad donde es imprescindible ganar para poder gobernar todo el país. (No podría hacer lo que deberá hacer Correa en Ecuador, gobernar desde una ciudad que le dio la espalda).

Por eso es que el presidente Morales decidió la contratación de la empresa austríaca sin pensarlo dos veces. Para ello había tenido que rechazar a la empresa francesa que había pedido un año de estudio previo para saber cuánto tendría que costar la obra. El presidente quería tomar la decisión de inmediato y así le salió.

Técnicos cruceños expertos en transporte han hecho el cálculo sobre las tarifas que debería cobrar el teleférico de la ínclita ciudad, que también es muy inclinada.

Para cubrir el coto financiero en plazos normales, más los costos de operación, el billete de cada tramo, dice el estudio, debería costar el equivalente de 7 dólares, es decir unos Bs 50.

Pero el gobierno está considerando la necesidad, inevitable en vista de las elecciones, de subvencionar la operación del teleférico y bajar la tarifa hasta competir con el Pumakatari del alcalde Luis Revilla o el servicio que presta el más grande caos de minibuses en el planeta.

Estas angustias no serían tan grandes si es que el presidente hubiera aceptado esperar un año, pues la empresa francesa, que sí sabe de estos sistemas de transporte, había calculado un costo total de 100 ó 150 millones de dólares.

Pero cuando alguien tiene mucho dinero no se detiene en detalles, sobre todo si no ha aportado en nada a generar los recursos con los que se propone hacer las compras.

El caso de los pasajes del teleférico se presenta cuando el gobierno avanza en el plan de aumentar el uso del GNV en los automotores para anunciar, quizá en noviembre, a los días de conocidos los resultados electorales, que los vehículos particulares que deseen usar gasolina la deberán pagar al precio internacional, es decir a Bs 9 el litro.

Una austeridad necesaria seguramente, pero que contradice la actitud derrochona, subvencionadora, del teleférico.

Son las consecuencias de un presidente quedadizo que ha llegado al momento de que reina pero no gobierna.

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