En Viña del Mar
Una vez más se demuestra la calidad de nuestro folklore a nivel mundial con la presencia impecable de cinco jóvenes ante el “Monstruo”.
“Boquita de Miel” es el título de la canción representante de Bolivia en el gran e histórico festival de Viña del Mar en Chile; Ch’ila Jatun es el grupo que lleva en alto el rojo, amarillo y verde, sus integrantes son hijos y sobrinos de Los Kjarkas.
Al iniciar su participación el pasado domingo, con sólo cerrar los ojos se podía sentir la fuerza telúrica de los instrumentos que llevaron hasta el escenario del gigante mapochino; por momentos se reconocía la marca registrada de sus padres: Los Kjarkas.
Mientras transcurría la interpretación, de a poco se distinguía un perfil originalmente juvenil en la voz de Jonathan Hermosa, pero con la misma potencia de su padre, Elmer Hermosa, vocalista de Los Kjarkas. Y es posible que a más de una persona arrancó lágrimas el verlos enfilados tocando los instrumentos de viento, sintiendo amor por la patria, en franca posición de defensa de lo que es nuestro: la música, los acordes y el estilo.
Eso es Bolivia, y Los Kjarkas lo son en plenitud.
“Estamos muy satisfechos por lo que hicieron los chicos (los Ch’ila Jatun) en Chile, el domingo obtuvieron un puntaje muy alto y anoche (por el martes) lograron acumular aún más durante su segunda presentación”, comentaba satisfecho Rilver Herbas, representante de la escuela de música “Kjarkas” donde fueron formados estos artistas.
“Sería bueno no estar susceptibles antes de tiempo, ya hemos clasificado a instancias finales y sólo nos resta esperar el veredicto del jurado”, aseveró Herbas.
Empero, la susceptibilidad es difícil de aplacar porque según entendidos y seguidores de esta competencia, “casualmente, casi siempre somos los mejores y sin embargo acaban ganando otros”.
En el 2011, la privilegiada voz de Rocío Moreira también hizo retumbar el escenario de la Quinta Vergara con su canción “Wawitay”, hasta el día de la final parecía insuperable, pero acabó en segundo lugar.
El año pasado los cochabambinos “María Juana” a ritmo de thinku hicieron bailar al “Monstruo”, pero no lograron llegar muy lejos.
Ahora, se espera justicia simplemente, amén de adversidades como el acompañamiento de un ballet que poco o casi nada de lo nuestro representa.
En los Ch’ila Jatun estarán puestos los ojos de todos los bolivianos el día de la final y, con seguridad, todos también harán fuerza para esta vez sí ver coronado a nuestro folklore en el lugar que merece, la cima de lo mejor.
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“Boquita de Miel” es el título de la canción representante de Bolivia en el gran e histórico festival de Viña del Mar en Chile; Ch’ila Jatun es el grupo que lleva en alto el rojo, amarillo y verde, sus integrantes son hijos y sobrinos de Los Kjarkas.
Al iniciar su participación el pasado domingo, con sólo cerrar los ojos se podía sentir la fuerza telúrica de los instrumentos que llevaron hasta el escenario del gigante mapochino; por momentos se reconocía la marca registrada de sus padres: Los Kjarkas.
Mientras transcurría la interpretación, de a poco se distinguía un perfil originalmente juvenil en la voz de Jonathan Hermosa, pero con la misma potencia de su padre, Elmer Hermosa, vocalista de Los Kjarkas. Y es posible que a más de una persona arrancó lágrimas el verlos enfilados tocando los instrumentos de viento, sintiendo amor por la patria, en franca posición de defensa de lo que es nuestro: la música, los acordes y el estilo.
Eso es Bolivia, y Los Kjarkas lo son en plenitud.
“Estamos muy satisfechos por lo que hicieron los chicos (los Ch’ila Jatun) en Chile, el domingo obtuvieron un puntaje muy alto y anoche (por el martes) lograron acumular aún más durante su segunda presentación”, comentaba satisfecho Rilver Herbas, representante de la escuela de música “Kjarkas” donde fueron formados estos artistas.
“Sería bueno no estar susceptibles antes de tiempo, ya hemos clasificado a instancias finales y sólo nos resta esperar el veredicto del jurado”, aseveró Herbas.
Empero, la susceptibilidad es difícil de aplacar porque según entendidos y seguidores de esta competencia, “casualmente, casi siempre somos los mejores y sin embargo acaban ganando otros”.
En el 2011, la privilegiada voz de Rocío Moreira también hizo retumbar el escenario de la Quinta Vergara con su canción “Wawitay”, hasta el día de la final parecía insuperable, pero acabó en segundo lugar.
El año pasado los cochabambinos “María Juana” a ritmo de thinku hicieron bailar al “Monstruo”, pero no lograron llegar muy lejos.
Ahora, se espera justicia simplemente, amén de adversidades como el acompañamiento de un ballet que poco o casi nada de lo nuestro representa.
En los Ch’ila Jatun estarán puestos los ojos de todos los bolivianos el día de la final y, con seguridad, todos también harán fuerza para esta vez sí ver coronado a nuestro folklore en el lugar que merece, la cima de lo mejor.
Ghilka Sanabria Pradel
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