Merecido homenaje

El 19 de febrero, en un acto muy concurrido, Fundación Milenio presentó el libro “Microfinanzas, reforma y desarrollo rural”, un homenaje muy merecido a uno de sus colaboradores: José “Chingo” Baldivia. El título de la obra señala los temas principales que abordó “Chingo”, dejando una huella y experiencia para otros actores en estos campos.

El personaje. En el acto se hizo remembranzas en torno a la personalidad de “Chingo”, algunas de las cuales fueron de enorme sorpresa para mí, pese a que lo conocía desde hace unos 20 años con motivo de su vinculación al Club de Economía Agrícola y Sociología Rural, en el cual presentó un trabajo al que hay referencia en el texto y luego trabajamos juntos un par de consultorías en torno al desarrollo agropecuario y la seguridad alimentaria.

“Chingo” claramente tuvo dos facetas muy marcadas en su vida. La primera de su inicio como periodista, cuando todavía estaba en las aulas del colegio San Calixto y solicitó trabajar en radio Fides, en ese entonces bajo el liderazgo del padre José Gramunt, según relata Juan Carlos Salazar en la introducción del libro.

De allí partió rumbo a Córdoba, para estudiar Economía, donde le nació la rebeldía, la conciencia revolucionaria y se hizo líder de los estudiantes de esa Facultad. La vivencia de ese entonces, en un periodo crucial de la historia argentina, lo marcó por muchos años.

A su retorno a Bolivia, ya con el sello mencionado, se unió a los grupos de extrema izquierda de esa época en la toma del poder de Ovando; acompañado de destacados personajes, “Chingo” participó en su condición de líder de la federación de radialistas. Luego le tocó el exilio, con estadías en Buenos Aires, Chile y Lima. Como señala Salazar, entre 1973-74 recibió entrenamiento militar en Cuba. Pero parecería que allí sufrió el desencanto sobre el socialismo. La realidad es distinta a la ficción que los políticos venden a sus conciudadanos.

Su convicción y su pragmatismo lo llevaron a ser uno de los pioneros del sistema de microcrédito en nuestro país. Esta innovación en el país resultó muy exitosa y contribuye de manera efectiva a reducir la pobreza en los ámbitos urbano y rural.

De ese periodo revolucionario, desilusionado por la realidad del socialismo, como anota Henry Oporto: “hizo posible su reconversión a la democracia liberal y el paradigma del mercado como eje de una modernización económica con inclusión social. Ese cambio se hizo posible gracias a su dominio de la ciencia económica, su espíritu antidogmático y su honestidad intelectual”.

Esa conversión lo llevó a apoyar decididamente las ideas de Gonzalo Sánchez de Lozada, en la transformación de la economía boliviana y su apoyo al proceso de privatización, una conversión de 180 grados.

La otra faceta que conviene resaltar es su calidad de esposo, de padre, de amigo de sus hijos y de entusiasta colaborador con ellos, como nos hizo conocer su hija, con palabras emocionadas durante el evento.

La herencia de “Chingo”. Está muy bien reflejada en la selección de trabajos publicados por Milenio: el desarrollo de las microfinanzas, sus críticas a una Política Agropecuaria (el PDA actual) sesgada hacia una interpretación falsa de la realidad actual del campo, desconociendo los avances logrados por la Reforma Agraria de l953, en la búsqueda de un retorno hacia atrás al proponer un proyecto social – comunitarista del MAS, “impregnado de un pensamiento reaccionario y regresivo atrapado por un etnocentrismo indigenista y una visión idílica del pasado pre-colonial”. Él concluye categóricamente: “es un ensayo desordenado de búsqueda del futuro en el pasado”.

La herencia de sus ideas servirá, sin duda, para corregir los errores actuales en las políticas nacionales y para seguir fortaleciendo a los más pobres en su lucha por salir de la miseria.