Se acabó la chacota

El socialismo latinoamericano busca galimatías, coartadas y chivos expiatorios como imperialismo, neocolonialismo, transnacionales, Pentágono, DEA, CIA, FMI, BM, etc., para achacarles males y ocupar la cómoda situación de víctima y conscientemente eternizarse en el error, ante su incapacidad para diferenciar la verdad de la mentira, la realidad de la ficción. Por último, se niega a reconocer que el subdesarrollo de los pueblos es una “enfermedad mental”.

El medio para instalar una dictadura socialista y “progresista” consiste en apoderarse de todas las instituciones del Estado, con un proceso sistemático, en lo posible no violento. Básicamente buscan conseguir:

Dominio absoluto de Congreso, Poder Ejecutivo, Justicia, Corte Electoral, Banca, Industrias Pesadas y/o Estratégicas (Petróleo, Minería, Agricultura, Transporte en general), FFAA y Policía, con el reemplazo gradual de los oficiales y sub oficiales que no sean ideológicamente confiables.

Creación de milicias populares (con mercenarios, guerrilleros, organizaciones sociales, indígenas y campesinos), de acción rápida, con fuerzas de choque.

Control de sectores como Salud, Educación y gran parte de los medios de comunicación.

¿Cuáles son los primeros síntomas de lo que buscan? A como dé lugar tratan de “cambiar” la Constitución Política para implementar leyes que serán aplicadas según conveniencia y circunstancia, para de esta manera imponer reelecciones de larga duración para cualquier cargo, en especial para el presidencial. Cuando un mandatario exige modificar leyes para quedarse en el poder, es que ya apunta a cambiar democracia por totalitarismo.

No es algo nuevo, se trata de una receta vieja y efectiva, se la aplica a la fuerza o con otros métodos, gradualmente, avanza como un cáncer político y social que va destruyendo los “tejidos” de la República hasta que colapsan la democracia, las libertades ciudadanas, las instituciones y, por último, la dignidad del pueblo.

Transcurrido el tiempo, debemos reconocer con honestidad que en América Latina las revoluciones socialistas no han traído prosperidad, sólo han producido miseria moral, política, económica y cultural. Los revolucionarios han demostrado ser aptos para capturar y preservar el poder, con el único afán de enriquecerse a costa del pueblo.

Como ejemplos recordemos a ex gobernantes socialistas como Castro de Cuba, Chávez de Venezuela y Ortega de Nicaragua, líderes de la radicalización y declive en sus respectivos pueblos. El periódico Hoy del Ecuador, de 15/12/2012, informó que esos ex mandatarios se hallan entre los “más adinerados en América Latina” y que sus riquezas son secretos de Estado. Por ese mismo camino transitan algunos presidentes latinoamericanos afines al Socialismo Siglo XXI.

Los bolivianos no somos la excepción, hace 8 años estamos viviendo esa vorágine de arbitrariedades y engaños, que distinguen a los que nos gobiernan, quienes en nombre del socialismo, una revolución de fantasías económicas y sociales, resentimientos e incapacidades, han colocado a Bolivia como el país más rezagado en Sudamérica. Estamos viviendo en un Estado gigante, inútil y corrupto, con desastre gerencial, financiero y técnico sin precedentes. No conocemos con claridad la política económica del Estado, las deudas interna y externa, sabemos que nuestra producción y productividad es negativa. Al parecer los gobernantes no conocen que estamos importando (comprando) mucho, menos los productos derivados de la coca. Por tal motivo nuestras autoridades se convirtieron en compradores compulsivos.

Por otra parte, el radicalismo del Gobierno se hizo patente ante el desastre y dolor causado por las lluvias en el oriente boliviano y otras regiones del país. Al no reconocer que se trata de un “desastre nacional”, las autoridades del Estado demuestran al mundo que tienen problemas psicológicos muy serios, razón por la cual estamos en declive.

En resumen, los socialistas bolivianos tienen gobernantes dueños de la pobreza, por ello reparten dinero de los demás y se llevan los diezmos. Lo mismo está sucediendo en Ucrania, Venezuela, Argentina, etc. Pero según mi juicio, en Bolivia se acabó la chacota socialista. Cuando el pueblo se levanta, los ineptos tiemblan.

El autor es docente universitario.

almamor2003@hotmail.com