Dentro de unas décadas muchos bichos podrían desaparecer.
A medida que el cambio climático avanza, la temperatura de nuestro planeta aumenta. Esto es particularmente importante para el gran grupo de animales de sangre fría, incluyendo insectos. Su temperatura corporal se determina en última instancia por la temperatura ambiente, y la misma, por tanto, se aplica a la velocidad y la eficiencia de sus procesos biológicos vitales.
Un grupo de científicos daneses y australianos ha investigado en un número de especies de insectos si estos cambios en la temperatura media o en la frecuencia de condiciones extremas están produciendo realmente un impacto en su distribución.
Johannes Overgaard, del Departamento de Biociencias de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, y Michael R. Kearney y Ary A. Hoffmann, de la Universidad de Melbourne, Australia, publicaron recientemente los resultados de estos estudios en la revista Global Change Biology.
Los resultados demuestran que, especialmente, los eventos de temperaturas extremas definen la distribución de especies tropicales y templadas. Por lo tanto, el cambio climático afecta a los animales de sangre fría principalmente porque se esperan más períodos de condiciones climáticas extremas en el futuro, publicó ECOticias.com
Los investigadores examinaron 10 especies de moscas de la fruta del género Drosophila adaptadas a las regiones tropicales y templadas de Australia. En primer lugar, se examinaron las temperaturas a las que las especies puedan sostener el crecimiento y la reproducción, y luego se encontraron los límites de tolerancia de temperaturas calientes y frías.
“Esta es la primera vez en la historia en que hemos sido capaces de comparar los efectos de los cambios en las condiciones extremas y medias de una manera rigurosa a través de un grupo de especies”, menciona Ary Hoffmann.
Sobre la base de este conocimiento y el de la distribución actual de las diez especies, examinaron a continuación si la distribución fue correlacionada con las temperaturas requeridas para el crecimiento y la reproducción o más bien se vio limitada por su tolerancia a condiciones extremas de temperatura.
EXTREMOS DE CALOR O FRÍO
“La respuesta fue inequívoca: es la tolerancia de la especie para los días muy fríos o calurosos la que define su actual distribución”, dice Johannes Overgaard.
Por lo tanto, son los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor o frío extremo, lo que diezma a los insectos, no un aumento de la temperatura media.
Con esta información en la mano, los investigadores podrían modelar cambios en la distribución de las especies si el cambio climático continúa durante los próximos 100 años.
La mayoría de los animales terrestres experimentan variación de temperatura tanto en escala temporal diaria como estacional, y se adaptan a estas condiciones. Por lo tanto, para que una especie mantenga su existencia en condiciones variables de temperatura hay dos condiciones simples que se deben cumplir. En primer lugar, la temperatura debe ser tal que en ocasiones las especies puedan crecer y reproducirse, y en segundo lugar, la temperatura nunca debe ser tan extrema como para que la supervivencia de la población se vea amenazada.
En el clima templado, por ejemplo, hay muchas especies que están adaptadas para soportar las bajas temperaturas en el invierno y, a continuación, crecer y reproducirse en el verano. En climas más cálidos, el reto puede ser justo lo contrario. En este caso, la especie podría soportar altas temperaturas durante el verano seco y caluroso, mientras que el crecimiento y la reproducción se produce principalmente durante el período templado y húmedo invierno.
“El cambio climático se traducirá en un menor número de días y noches frías, y así permitirá que las especies se muevan hacia latitudes más altas. Sin embargo, el cambio climático también conduce a una mayor incidencia en los días de calor y, por tanto, nuestro modelo predice que la distribución de estas especies se reducirá a menos de la mitad de su actual distribución”, dice Johannes Overgaard.
“De hecho, nuestras previsiones son que algunas especies podrían desaparecer por completo en los próximos decenios, aun cuando tienen una bastante amplia distribución que actualmente cubre cientos de kilómetros”, añade Ary Hoffmann.
“A pesar de que ninguna de las 10 especies estudiadas normalmente se percibe como perjudicial o beneficiosa para la sociedad humana, los resultados indican que la distribución de muchas especies de insectos cambiará dramáticamente, y probablemente también se aplique a muchas de las especies que tienen cierta función social o importancia comercial”, pronostica Johannes Overgaard.
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