Punto aparte
La opinión generalizada es que el cambio climático es el causante de las intensas lluvias e inundaciones en el Departamento del Beni. Puede que, en parte, sea cierto. Empero, una institución autorizada del país las atribuye a los efectos negativos de las plantas hidroeléctricas que construye Brasil en San Antonio y Jirau, en la frontera con el territorio nacional.
La Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) sostiene que tales obras han alterado la hidrología del río Madeira, así llamado en Brasil a las aguas del río Madera, que nace en Bolivia y que recoge buena parte del caudal de los ríos orientales del país.
Esta institución ha planteado, por medio de su experto Octavio Ribera, que el gobierno de Evo Morales demande a la nación vecina una indemnización por los desastres humanos y económicos ocurridos en el Beni
En apoyo de su informe, Lidema sostiene que Bolivia, en respaldo de tal exigencia, está aún en posición de solicitar una auditoría ambiental de carácter internacional, a fin de que evalúe, con la precisión técnica necesaria, el impacto actual y los riesgos que a futuro pueden seguir amenazando la alteración de la hidrología del río Madeira.
Al mismo tiempo, aquella institución alertó que, aunque disminuyan las lluvias e incluso deje de llover, las crecidas o golpes de agua normales hacia el norte amazónico seguirán produciéndose, desde Riberalta y Guayamerín, aguas abajo, hasta los meses de marzo y abril.
La alerta de Lidema es más preocupante aún, cuando sostiene que gran parte del agua que ahora inunda la llanura central de la Amazonia de Bolivia, puede seguir su curso, en las próximas semanas, a territorios del norte del país.
En el marco de las relaciones brasileño-bolivianas, al inicio de los años 90 se convino en desarrollar planes hidrológicos y fluviales, aparte de otros dirigidos a industrializar el gas natural. Esta política binacional debería continuar en marcha, como resultado de las preocupaciones de Lidema, una organización de rigor y prestigio internacional.
De persistirse en el camino de la complementariedad, conviene que ambos países intercambien estudios y planes, que en el orden hidrológico sean precautorios sobre los efectos adversos que puedan tener.
Según informes que tiene Lidema, un grupo de expertos franceses habría realizado el año pasado un estudio, por encargo de la Cancillería, para establecer las probables influencias de las represas brasileñas en territorio boliviano.
Agregó que está en curso la presentación de propuestas para la construcción de dos plantas hidroeléctricas en Bolivia, de acuerdo con un informe que le atribuye al encargado de la misión económica concurrente de Francia en Bolivia, William Pécriaux.
Al estar en marcha estos planes, es tiempo de que la Cancillería haga conocer sus pormenores. Primero, para saber de sus alcances y, en segundo término, dar lugar a que instituciones especializadas y expertos en las materias respectivas hagan sus observaciones. Mejor todavía, sus aportes, para que aquéllos sean más beneficiosos para el país, en todo lo que sea factible.
Lidema considera, a propósito de los graves desastres en el Beni, “la pesadilla estaría completa si los gobiernos de Brasil y Bolivia se ponen de acuerdo para construir la mega represa binacional Riberao, en el río Madeira”.
Hay que reconocer que son completamente válidas todas las inquietudes sobre la necesidad de proteger al territorio nacional de mayores desastres naturales. Pero, también, corresponde anotar en las perspectivas de desarrollo del país en su conjunto.
En el presente y, más todavía, hacia el futuro, Bolivia debe desarrollar todas sus potencialidades para seguir creciendo, obviamente sin causar daños territoriales, humanos y económicos. De lo contrario, corre el riesgo de permanecer en el rezago, ocupando los últimos lugares en Sudamérica, para no hablar del mundial.
Todo es posible, con mayor razón dados los múltiples recursos técnicos y tecnológicos de esta época alucinante. Hay que tener en cuenta, para citar algo, que Holanda sometió a las aguas del mar para construir parte de su hábitat.
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