La visión de cooperación financiera alemana posibilitó que un grupo de mujeres vean realizado su sueño de producir, en todas sus etapas café de altu-ra, de eximia calidad, en la región de Palos Blancos, en Los Yungas de La Paz.
Es incontrastable que la mujer cuando inicia un emprendimiento, con las vicisitu-des y dificultades naturales sobrevinientes, siempre lo concluye con éxito; además de poseer una intrínseca habilidad y destreza para formarse en el conocimiento profundo del producto, y cuando domina la técnica, generosamente transfiere sus conocimien-tos a sus congéneres.
El proceso, después de una sólida for-mación de raigambre práctica, desde la siembra, cosecha, selección, trillado y en-vase del café, similar a una línea de monta-je que inicio Henry Ford, se desarrolla con sus bebes en las espaldas, que no impide que cumplan su intervención en cada paso, al cual introducen un apreciado valor agre-gado que es su máximo cuidado, diligencia y prolijidad en la supervisión, logrando de esa forma que cada escaño del proceso sea perfecto.
Ellas conocen los más inextricables mati-ces de la naturaleza y el sabor de los gra-nos seleccionándolos amorosamente, y los encasillan en las tres variedades de café que producen. Huelen y prueban con pa-ciencia jacobina, exaltando los sentidos del olfato y el gusto y registran por escrito las cualidades percibidas y descubiertas en los granos. Después de aprender el tosta-do del café, se transforman en expertas catadoras con exultante habilidad para el trillado y el envase.
Estas maravillosas mujeres y madres, que han impregnado delicadamente el café con su esencia, aroma y perfume de mujer, no solamente realizan este emprendimien-to económico lícito, sino que son conspi-cuas devotas del cuidado y de la educación de sus hijos, preservando la unidad fami-liar.
Estas mujeres, madres y esposas, hoy involucradas profundamente por su conoci-miento técnico en la producción de uno de los mejores sabores de café de altura, que disfruta de una constante y ascendente demanda de Europa y EE.UU, han descu-bierto la forma de estimular sus vidas, auto valorándose por su laboriosidad, capaci-dad de percepción de las técnicas moder-nas de producción de café, según normas internacionales, y por su creatividad, que mejora la calidad de sus vidas, repercutien-do en el futuro en sus pequeños vástagos, que hoy desde bebes, ya inhalan los aro-mas deliciosos del café de mujer que sus madres producen.
Entre sí, estas exitosas empresarias, se han comunicado por el lenguaje del senti-miento, ausente de la fonética y la escritu-ra, reafirmando que, cuando se encuentran amigas y vecinas que comparten la forta-leza que deviene del trabajo, y que de su pobreza encontraran la bonanza compar-tida, se regocijan con el crecimiento común del emprendimiento, alentándose las unas a las otras para obtener mejor calidad en sus sabores de café, aportando sensibili-dad, conocimiento y dedicación plenas pa-ra asumir retos de producción mayores, y, saben, con certeza, que están en buena compañía.
Raúl Pino-Ichazo T., es Abogado Corporativo, postgrado en Arbitraje y Derecho Aeronáutico.
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