Bono “excelencia” ¿premio electoral?

Mientras la transición de la República al Estado plurinacional se presenta indiferente ante las inundaciones que sufren el Beni y el norte paceño, cuando la justicia había sido cuestión de “ponchos” y “polleras”, el proceso electoral no pierde su “fuerza”. Ahora, en el ámbito educativo se propone un denominado bono “excelencia” de 1.000 Bs a las y los “mejores” estudiantes del 6° de secundaria (fiscales y privados) que puede ser bueno o no, ese no es el objeto de esta nota. Mi intención es comentar la acepción y factibilidad del mismo.

Cuando se habla de bonos en la educación, éstos tienen que ver con modelos/enfoques psicológicos del “condicionamiento operante reforzado”, propuestos, entre otros, por Skinner (1944), Whitaker (1953), cuyo objeto es convertir a las y los estudiantes en tecnócratas “mecánicos” mediante el estímulo-respuesta-reforzado. En contramarcha Paulo Freire y los trabajos de educación popular de Alforja (Ecuador, 1975), entre otros, proponían una deconstrucción (nuevos contenidos educativos) que libere (descolonice) al Ser mediante una deseducación (pensar y actuar éticos). La deseducación es contraria al asistencialismo que se nutre con estímulos por ser estrategia “pedagógica/reaccionaria”. Su objeto es -precisamente- “frenar” el ímpetu rebelde de los pobres; de los desposeídos que en su legítimo derecho (humano) interpelan al sistema “opresor”. Freire y Alforja, rechazaban ello por su “disfunción” (política), la estandarización de las y los estudiantes –de mayoría pragmática; alineada y recolonizada por el celular-. ¿Qué la educación es un sacrificio? Sí, cuando políticamente se pretende “deshumanizar” al Ser. La “excelencia” no es mala per se, sólo que se contradice con la parafernalia del “socialismo”. Deseducar es de lejos una responsabilidad para la liberación=desarrollo (del país) y ello es cuestión de vida o muerte.

Recuerdo que la Ley 070 proponía una acción educativa relacionada con la “descolonización” (socialismo) para el “vivir bien” (colectivo), aunque ahora ha mutado a un “buen vivir” (individual), por ello los estímulos (bonos) recurrentes liberales son un contrasentido a la “revolución cultural”. Lo dicho por el mandatario en Oruro constata ello: “ofrecí a la Central Obrera Boliviana entregar un coche (estímulo) a cada Central Obrera Departamental del país”. Luego, desdiciéndose (confusión ideológica), asegura que “jamás” manejará con prebendas (estímulos) a los dirigentes. Entonces, la acepción del bono “excelencia”, defenestra lo nacional/popular.

En términos -educativos- de Habermas, por ejemplo, “mi” teleférico es individual, debería ser “nuestro” teleférico, colectivo. Como sea, la “excelencia” requiere de recursos: infraestructura, maestros idóneos, tiempo, dinero, material didáctico, apoyo familiar, alimentación, etc. Entonces, políticamente -el bono- discrimina a las y los estudiantes de estratos populares/pobres que aunque se “sacrifiquen”, la excelencia” es una ficción. Los “mejores”, se dice, serán evaluados cuantitativamente: 20 puntos para actitudes; 20 para el carácter. Cualitativamente: 30 para el saber; 30 para el hacer, por maestros que no comprenden estas dimensiones (2/2/13). Entonces, la acepción y el rigor están ausentes en la propuesta. Por donde se mire el bono tiene más rasgos de ser un “premio electoral”, que más temprano que tarde generará pugnas entre estudiantes e incluso entre maestros.

El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).