PumaKatari, teleférico y buses tradicionales están en disputa

Sin proponérselo, el sistema PumaKatari, el teleférico y el transporte privado (minibuses) protagonizan una disputa por el espacio urbano en la ciudad de La Paz, según los arquitectos Nelson Saravia y Hugo Únzaga, miembros de la Sociedad de Estudios Urbanos Regionales de La Paz, en estudios publicados por el Programa de Investigación Estratégica de Bolivia (PIEB).

La disputa es compleja porque no incluye planificación ni coordinación, pero que ha dado la iniciativa al transporte público que está tratando de solucionar un problema de conectividad urbana.

Con todo, son intentos de resolver el problema del transporte en la ciudad, aunque esto haya generado una disputa por el espacio.

“La conectividad urbana es la capacidad de cada habitante o de cada barrio de comunicarse con el resto de la ciudad”, dice Saravia. Los minibuses ni pudieron cumplir con esa conectividad, y ése va a ser el primer reto de los dos nuevos sistemas de transporte: bus PumaKatari y teleférico. El efecto inmediato del PumaKatari estará en los barrios puntuales a los que llega, al igual que el teleférico con estaciones ubicadas en zonas específicas, principalmente del lado oeste de la ciudad, pero todavía no se puede prever cómo se resolverá la disputa.

La puesta en marcha de ambos sistemas -explica Saravia- tuvo un “consenso liviano” pues “han estado disputándose las líneas y puntos de llegada hasta el final”, señaló a PIEB.

“Los dos sistemas tienen que conectarse para que sirva a los paceños”, opina Únzaga, antes de explicar que incluso el teleférico podría ser más eficiente si sorteara toda la Ceja y llegara al aeropuerto de El Alto. En su criterio son todavía muchos los problemas que se deben solucionar para tener un sistema de transporte eficiente, entre estos está la circulación de vehículos de alto tonelaje por el centro paceño, el alto flujo de personas de El Alto a La Paz para hacer comercio y usar servicios hospitalarios y educativos, la ocupación de las calles por los vendedores informales, la concentración de los trámites burocráticos en el área troncal, la falta de autoridad policial para regular la circulación, entre otros temas.

A esos obstáculos se añade el insoslayable problema de la topografía de La Paz. “La ciudad es como un el archipiélago urbano porque somos como islotes que no se pueden conectar y no tenemos un sistema de vías que jerarquice a los barrios”, indica Saravia. Frente a ese panorama, la ciudad ha crecido alrededor de las avenidas construidas sobre las explanadas o lechos del río que han albergado barrios para luego expandir la ocupación del espacio por las pendientes.