Desde el FARO
Las primeras encuestas del año sobre el potencial respaldo electoral al binomio Morales-García han agitado las aguas del archipiélago de oposiciones todavía desarticuladas. Y no sólo porque Evo remonta a la luz de su estrella satelital y gracias al teleférico que lo coloca por “encima de todo”, sino porque el tiempo transcurre y descansa en las espaldas de los líderes y sus aún débiles organizaciones partidarias la responsabilidad de contribuir a la configuración de un sistema plural de representación y de organizaciones políticas, fundamentales para el desempeño y destino democrático del país a partir de enero del 2015.
Curiosamente, al conocerse que el 48% de los consultados a nivel nacional manifiesta su percepción favorable hacia una potencial candidatura única de oposición, se produjo un encuentro entre Costas y del Granado, antes impensable. Tres elementos son rescatables del mismo, el primero, que se hayan superado distanciamientos fundados en dogmatismos ideológicos y regionalismos faccionalistas; el segundo, que ambos líderes están demostrando una real voluntad de construir un sistema de organizaciones políticas que se legitimen y tengan proyección nacional, y el tercero, que Samuel Doria Medina desde el Frente Amplio haya celebrado este acercamiento.
Porque si asumimos como sincera y genuina la idea de elegir un candidato único, por cualquier mecanismo confiable, ésta no debiera ser monopolio de nadie. Será también clave entender que ese 48% por la unidad, no implica igual porcentaje de votos, y que si asumimos que ya corre la sui generis primada, lo que ocurra en el lado opositor cobrará dinamismo, brillo, despertando más expectativa y entusiasmo ciudadano a favor de esta opción política unitaria.
Confieso que lo más saludable para una sociedad tan compleja como la boliviana sería el contar con un sistema multipartidario, con actores convencidos de las virtudes del pluralismo democrático, que supere la tendencia hacia la bipolaridad intransigente, así como los riesgos que representa la tentación unipartidista que margine a los demás. Por otra parte, la presencia ya dominante y aventajada del MAS para enfrentar una competencia electoral en un contexto de bonanza económica, obliga a las oposiciones a recuperar la buena política y a redoblar esfuerzos para salir de la confusión que provoca la presencia de un proyecto de poder que se justifica y legitima con votos, por encima de la Constitución y principios republicanos que siguen siendo un ideal a alcanzar.
Los líderes de un bloque unitario deberán tomar nota de que no basta contar con el líder o candidato. Y que en política 1 + 1 no necesariamente es 2, razón por la cual, para que la unidad desencadene un proceso acumulativo y virtuoso de adhesión, el candidato a ser elegido deberá tener el militante apoyo político, programático y material de los que salieron de la carrera. Por otra parte, será importante apostar por liderazgos influyentes para las candidaturas parlamentarias, lo suficientemente capaces para reposicionar el rol y jerarquía del Órgano Legislativo venido a menos.
Las oposiciones políticas y los electores deberán estar advertidos de que un eventual triunfo electoral de 45% a favor del MAS, seguido por un segundo o varios candidatos con escasa votación, significará darle más del 60% de curules, firmarle un cheque en blanco al reforzar su vocación hegemónica y su caudillismo clientelar hoy exacerbado. Y es que, aunque parezca extraño, la política, al igual que el amor, no es aritmética simple, es mucho más que eso, es física y química altamente compleja.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |